Capítulo 5
La Jaula
¿Mi nombre?
Heyden
Peso… no necesitas saberlo, mido…
¿Acaso eso importa?, lo suficientemente alto para tener que agacharme cuando
cruzo por el umbral de alguna de las puertas de la casa de Moragana y ¿mi
apariencia? lo bastante llamativa para que las personas me reconozcan en cualquiera
de los 5 distritos cercanos a Dabaras.
Sí, todos saben quién soy.
Que tú no lo sepas es bastante
curioso… ¿dónde has vivido todo este tiempo?
Veras hay mucho que decir de mi soy bastante interesante,
no digo que heroico aun así tengo mucho que contar…
La cosa es que no quiero.
¿A quién tiene que interesarle mi
vida más que a mí mismo?
Pero ya que los años me han vuelto algo vanidoso y de vez
en cuanto me gusta alardear te dire unas cuantas cosas.
A fin de cuentas si estás aquí es
porque no tienes nada mejor que hacer.
¿Oh si?
Para empezar, nací hace apenas 6
años…
_Vaya, vaya_ odiaba que usara ese
tono conmigo, pero lo que más odiaba era que con el tiempo ese tono se me había
pegado.
_Esperaba algo más amable de tu
parte Moragana, no se, algo como ¡Cuánto
tiempo querido Heyden estas más guapo que de costumbre!_ sonrió de oreja a
oreja como solo esa vieja sabía hacerlo, le había dicho muchas veces que en vez
de vender esas pociones de la juventud a precios ridículos que los utilizara
para ella misma.
Algo que después de ver sus
arrugas a cada lado de la boca supe que no había hecho.
Siempre respondía algo ridículo
como “déjame envejecen en paz estas
arrugas son los recuerdos que me quedan de mi guerra contra la vida” cursi lo
sé, muy cursi.
Aunque que ella siempre omitía el
pequeño detalle de que después de un mes de uso te provocaba sarampión y podía
durarte hasta un año.
_No te has ido por mucho tiempo
Heyden, usualmente te demoras hasta 2 meses fuera, ahora solo han sido 2
semanas ¿a qué se debe eso?_ estaba en la entrada del pequeño establecimiento
al que Moragana llamaba casa, un viejo edificio en el pueblo no muy lejos del
puerto.
Por dentro era bastante estrecho pero aun así cuando
llegue por primera vez a los 14 estaba
fascinado con él, lleno de chucherías y objetos colgantes que hacían mucho
ruido por las noches si dejabas alguna ventana abierta.
Ahora en ocasiones me molestaba
porque mi coronilla se golpeaba contra las campanillas del techo.
Hoy admito estaba algo
nostálgico, los recuerdos llegaban como si les llamara, se abrían las puertas
de los viejos baúles que llevaba cerrados desde hacía mucho.
Y automáticamente mis
pensamientos pasaban a otra cosa como una alarma que me recordaba que estaba
haciendo algo completamente inútil es decir…
¡Qué asco!, Recuerdos estúpidos de cosas que hoy no valen
nada.
_No te hagas la bruja loca
Moragana sabes qué fecha es _ le di un par de palmadas en el cabello rojo aun
sin una sola cana y me agache para pasar por la puerta.
_No le llames loca a esta pobre
anciana, más bien dime si me has traído algo, ya se me termino el ron de sátiro que me
trajiste la última vez, si vas a comprarlo al menos pide más no seas tan tacaño
con esta pobre mujer que salvo tu vida y te enseño todo lo que sabes.
_Pobre mujer que gana más que yo y que se está volviendo alcohólica_ el
pequeño saloncillo donde Moragana atendía a sus clientes usualmente lo bastante
desesperados para ir con ella y más numerosos de lo que podrías imaginar estaba
aún más abarrotado de cosas que hacia 2 semanas, o tal vez solo era la ilusión óptica que
provocaban esas horrendas cortinas que había tratado de quemar en más de una
ocasión.
Tres pequeños silloncitos, una chimenea considerablemente amplia y una
mesilla, era todo lo que había en él, si
no contamos las estanterías a los largo de cada pared, llena de frascos que en más de una ocasión me había obligado a
acomodar y que volvían por alguna razón a su desacomodado estado de desorden en
menos de un día.
_ ¿Hiciste más pócimas sin que te
las pidieran cierto?_ ella dio un respingo y me desvió la mirada como quien no
quiere la cosa.
_No sé de qué hablas querido_
Moragana podría hacerse llamar a si misma (solo cuando estábamos solos claro)
la diosa de la mentira, solía mentir de forma impresionante sobre cosas
ridículas que resultaba imposibles, tanto así
que realmente me hacía dudar de la capacidad de raciocinio de
algunos, pero conmigo ese poder
perfeccionado con el tiempo no funcionaban, la conocía, la conocía muy bien.
Saque del bolcillo de mi chaleco un pequeño hilo rojo que se
comenzó automáticamente a desenrollar y de él se fue formando un bolso como si
se tejiera de la nada , el que siempre utilizaba en mis viajes, demasiado
grande y pesado para cargarlo de forma natural.
Callo pesadamente sobre la
mesilla y Moragana corrió a hurgarlo sin permiso alguno.
Como siempre.
Pose mi vista sobre el estante
que juraría haber visto sin 20 frascos menos hace unas semanas.
_Vengan aquí_ chasquee los dedos
y exactamente 20 frascos casi nuevos comenzaron
a desfilar en el aire hacia mí, danzaban como si dieran brinquitos_ dioses
Moragana, ni siquiera los etiquetas
¿quieres que pase lo de la boda de esa chiquilla latosa?_ Yana creo que era su
nombre la pobre tonta, fue a buscar una pócima que pusiera su cabellera rubia
para lucir el día de su matrimonio con un sujeto mucho mayor que ella, por
dinero claro, era chillona y movía los
brazos como si todos a su al rededor tuvieran que postrarse ante sus pies, no
sabes cómo me divertí cuando en vez de hermoso cabello rubio le creció un
horrible bigote verde que no podía
cortarse.
Reí tanto que termine hipando por
una hora, no es que estuviera tan mal pero el reírme a carcajadas frente a la
novia había ocasionado que cada vez que me veía arrugara la nariz, yo desde entonces hago lo más prudente cuando
la veo…. Me rio mucho más fuerte.
Y no es que me moleste que
Moragana les dé a los clientes las pócimas equivocadas, eso me tiene sin el
menor cuidado pero al final el que
termina solucionando esos líos resulto ser yo.
Moragana comenzó a reír,
seguramente recordando a Yana y la cara del novio al recibirla ese día en el
altar, no creo que hayan tenido una muy bonita noche de bodas.
_Es que cuando te vas me aburro
mucho así que me pongo a hacer algunas cosas_ dijo aun en su faena de sacar las botellitas de
ron que había conseguido en mi viaje a Yiras
_Si quieres hacer algo debería
ser limpiar y etiquetar las que ya tienes _ tome una de las tantas que me
llamaba particularmente la atención de líquido purpura, no tuve que olerla para
saber que era.
Solo verla me trajo recuerdos, la
primera pócima que Moragana me enseño a hacer.
Diluye cicatris
Casi por instinto toque mi rostro
allí en la parte izquierda, esa que me había dejado marcado, marcado para que
recordara cada día de mi existencia a que se debía que ahora fuese Heyden y no
Ji…
Con otro chasquido cada botella
regreso a su lugar de origen excepto la purpura, a esa la hice desaparecer
entre mis palmas.
_bien Moragana no perdamos más
tiempo, dijiste que cuando trascurrieran los 6 años, hoy se cumplen exactos
esos 6 años así que_ le quite las botellas de ron que seguramente utilizaría
para alguna de sus pociones de amor… ella pensaba que yo no lo sabía pero por
eso siempre me pedía ron de sátiro antes de que me fuera de viaje “son las que
más se venden” decía, se vendían pero eran poco efectivas, solo lograban que tu
víctima se sintiera atraído hacia algo en particular de ti.
“no puedo hacer que alguien se
enamore por medio de brujería eso va contra mis normas” vociferaba la vieja
bruja.
Aun así la etiqueta seguía
diciendo “amor garantizado” y todavía había personas ingenuas que se la
compraban.
Soltó una palabrota y se sentó
sobre el tercer silloncito.
_Bien, bien mi amadísima Moragana
comienza a soltar toda la sopa_ me senté justo frente a ella.
_Bueno Heyden querido no esperas
que esta anciana recuerde exactamente lo que te prometí hace 6 años_ es peculiar que diga eso cuando recuerda la
combinación exacta del conjuro convocador que consiste en 120 números y que
aprendió según ella cuando apenas tenía 9 años.
_Por dios Moragana todo este tiempo
he seguido tus sugerencias, aprendí a manejar la espada con el viejo chivo como
quisiste, aprendí magia…_
_Cosa que te ha servido de mucho
querido_
_Si, me ha servido de mucho y te
agradezco por eso, pero me dijiste que hablarías de esas razones, por la que me acogiste, por la que le mentiste
a todos sobre ser un viajero al que tomaste
para estudiar contigo y no me salgas con
que fue porque me parezco a tu hijo al que jamás he visto_ puso la misma expresión
extraña cada vez que mencionaba a ese hijo que estaba en el ejército y que no
se dignaba en aparecer aun cuando se suponía que dos veces al año ellos podían
ir con sus familias, lo únicos indicios de vida que ese sujeto daba eran los
paquetes que enviaban con Moisés quien resultaba ser un reconocido comandante.
Alguna vez le pregunte a Moragana
si la razón por la que me había tomado, era porque tenía talento para utilizar la
magia, ella respondió _”cualquiera puede usar magia, la cuestión es que la mayoría escoge las armas
en vez de los libros, si más personas tuviesen el empeño en adquirir
conocimiento así como de tomar una espada
tendrían la capacidad mental de aprender todo tipo de cosas, a razonar
como brujos y a luchar como guerreros”_
¿Me escogió acaso porque me
gustaba leer?
_No te escogí porque pensabas diferente al resto del mundo, te escogí
porque sabias ver en las pequeñas cosas lo que los otros no pueden ver aun en
las que son enormes._ pero ella
jamás volvió a decir una palabra al respecto, sabía que tenía motivos ocultos
yo había sido testigo del poder que ocultaba incluso de mí.
Y esas personas extrañas que una
vez al año venían, se encerraban en el sótano donde ella preparaba pociones y
no salían hasta entradas la noche.
_Sabes_ susurro sacándome de mi
ensoñación_ cuando tuve a Dante pensé que el seguiría mis pasos, pero supongo
que el saco más de su padre de lo que yo hubiese querido_ eso era un avance
ella jamás hablaba demasiado de su hijo y yo no estaba interesando en alguien
que aun teniendo una buena madre no se interesaba en ella.
Las personas estúpidas no eran de
mi gusto, fui un estúpido por demasiado tiempo para juntarme con gente así.
_Pero un día, el mismo en el que
Dante me dijo que no pensaba seguir con sus clases de magia tuve un sueño_ se
levantó de la silla y se acercó a mí, ni siquiera tuvo que inclinarse para
tomarme el rostro con esas manos temblorosas, hacía mucho tiempo que ella y yo
habíamos dejado de tener la misma estatura.
_Los vi, esos hermosos ojos
verdes_ me miró fijamente con la misma ternura que me mostro desde el día en
que me saco de esa prisión.
_ ¿Por eso aquel día dijiste que
ya me habías visto?_ era testigo de sus
predicciones exactas, en eso a diferencia de en las pócimas jamás se había
equivocado.
_ ¿Heyden dime algo ¿tienes tu
idea de lo que son las gemas de Quebraen?
Se podía sentir la tensión, como
si todo a mi alrededor se redujera de tamaño hasta comenzar a estrujarme, a mi
mente vinieron cientos de imágenes que no pude definir, imágenes de mis viajes
y todas ellas tenían que ver con lo mismo.
Esas benditas gemas…
_Moragana, Moragana abre_ estábamos tan ensimismados en aquella
conversación importante que no nos dimos cuenta cuando alguien, uno muy
acostumbrado a interrumpir en momentos cruciales, al que yo conocía muy bien comenzó a tocar la puerta como un desquiciado.
_ ¡Ya voy! _
Cuando abrió la puerta Moisés
cruzo el umbral a grandes zancadas tenia siempre puesto su uniforme militar, aquel traje que parecía apretarle, su paso mecánico, las manos en la espalda y su barba de chivo
que parecía crecer más con cada segundo.
Justo atrás de él había alguien que hubiera
preferido no tener que ver hasta… dejémoslo en que habría preferido no ver
nunca.
_ ¡Heyden!_ chillo y el dolor de
cabeza dijo voy.
_Buenos días _ espete con los
dientes apretados.
_Me encontré a la señorita Rosso
cerca del muelle me dijo que ya habías vuelto, niñato ingrato ni siquiera para saludar a tu
maestro, al que tienes de paso antes de
venir aquí_ Moisés y su melodrama.
_Vamos Moisés, no seas un viejito quejumbroso, juro que iba a verte. Tal vez. En algún momento. Si me acordaba…_ lo escuche
murmurar maldiciones como tenia de costumbre y aquella mosquilla pegajosa se
abalanzó sobre mi brazo como mapache hambriento.
_Te extrañe Heyden_ dijo.
_ ¿Oh en serio?_ hable con todo
el sarcasmo que me era posible, pero pedirle a ella que lo captara era
demasiado.
_Si, si te lo juro
_Que bien por mi
Me miró fijamente, con esos
enormes ojos azules, Dayana Rooso según todos los del pueblo era la mujer más
hermosa de los próximos 5 distritos y no
mentían, bien podía ser divina como una
Ada pero
eso no le evitaba estar en mi
lista de personas por las que pagaría para ver caer en estiércol de dragón.
Lo que tenía de hermosa lo tenía
de insoportable, me hacía sentir estúpido el creer que pude en algún momento
llegar a fijarme en chica parecida a ella.
Pero ya sabes a veces uno suele
tener graves taras en el cerebro que llegas a descubrir muchos años después.
Lo graciosos del caso es que ella
no se daba por enterada de mi antipatía hacia sí misma ni mucho menos su tío,
que parecía verme como el próximo borrego al que sacarle ganancias, ya me
parecía escuchar a las viejas chismosas, solo con su lengua viperina,
emparejarme, casarme y hasta divorciarme de esta chiquilla con solo unos días
de salir con ella a la calle.
Pero era bastante entretenido ver
su cara de frustración cuando alguna de sus “muy ensayadas” artimañas no
funcionaban y casi me parto de risa cuando volvió a atacar con otro de sus
planes patéticos por echarme el lazo.
_Le decía al señor moisés que mi
tío está muy interesado en tus talentos
No me digas
_Así es muchacho, es más el mismo hablo conmigo esta mañana me
dijo que si te veía te dijese que te aproximes a sus terrenos lo más pronto
posible _el viejo chivo me guiño un ojo y levanto sus pulgares con apreciación
hacia Dayana, ya me lo había dicho en más de una ocasión “es un gran partido muchacho, ojala a mí me hubiera rondado una joven tan
encantadora en mis años de juventud”
Yo solo le devolvía el gesto más grosero
que me sabia en aquel entonces, ahora procuro hacer que su barba luzca pequeños
moños rosas, el sabia a la perfección que opinaba yo de aquella mujer.
_ ¿Si? Bueno será en otra ocasión
ahora estoy ocupado_ abras de supuesto que en otra ocasión tenia para mí el
mismo significado que jamás.
_No seas así muchacho, además es
para brindar tus servicios, apuesto que
una buena paga te vendrá bien, ¿no es así señorita Rosso? Como brujo
reconocido…
_Ya dije que no_ me zafe de su
agarre y me encamine nuevamente al silloncito del que me había levantado al
tratar de escapar por la puerta de la cocinilla.
_Yo creo que es buena idea, algo
de dinero no nos vendrá nada mal, además lo vas a necesitar _ me impresiono que
Moragana apoyara la situación, a ella tampoco le gustaba Dayana, es más solía
decirme que si me involucraba con una mujer así es porque estaba mal de la
cabeza y que ella no le heredaría nada a ningún loco.
Palabras graciosas de una
vieja, bruja y pobre.
Me lanzo esa mirada especial y
supe que estaba condenado a hacer lo que me pedía, no sabía si era para darle más
largas a aquella conversación o porque realmente lo que me diría ameritaba que
hiciera otro viaje.
Opte por lo segundo.
_Es solo para trabajo cierto.
Ella asintió y yo no le creí ni
un poco, pero si algo podía sacar de eso, entonces ¿porque no?
Durante el viaje (que fue
bastante largo) mi mente divago en lo último que me había dicho Moragana, ya
sabes eso sobre las gemas, había escuchado de ellas tantas veces de los
cuentacuentos que ya podría en un futuro narrarle historias de ellas a mis
hijos (metafóricamente por que no planeo tener) como si hubiese nacido en
Quebraen realmente.
Tomamos el camino más largo para
llegar a la vieja mansión de Don Rosso un hombre rico, tal vez el más rico de
la provincia y tal vez el más desgraciado, el más desgraciado de la provincia.
Y miren que yo tenía un amplio
conocimiento sobre los desgraciados de muchas regiones.
Algunos decían, incluso que yo
era uno de esos, quien sabe por qué seria.
La finca que rodeaba la casona, eran más de las que realmente un viejo avaro
como ese fuese a necesitar y aun que sería la primera vez que entraba, sabía de antemano que también sería la última.
Cuando llegamos al portón note
algo muy curioso, no había nadie en los alrededores, nadie que cuidara la
entrada ¿será que el propietario se creía tan poderoso que pensaba que ningún
idiota se atrevería a entrar en sus tierras?... seguramente sí.
Pero a esa distancia pude
sentirlo. Era un conjuro de cierre, solo las palabras especificas podía abría
aquel la entrada.
Como si leyera mi mente (lo cual
podía ser posible) Dayana que aún seguía pegada a mi brazo y que parecía
bastante acalorada luego de aquella larga caminata que sus vírgenes pies no
estaba nada acostumbrados a recorrer respondió mis dudas _es precisamente para
que vengas a reforzar el hechizo de la entrada, tu maestra lo puso hace algunos
años pero_ se alzó en puntas para susurrarme algo que suponía yo debía ser
secreto de estado.
_Un ladrón, parece que hace 3 días pudo entrar a los terrenos sin ser visto esto
tiene a mi tío de muy mal humor, ves esto sin guardias porque mi tío no quiere
que los vecinos chismosos sospechen que alguien ha logrado entrar sin permiso, pero de noche está casi toda la servidumbre
vigilando, es terrible.
Así que de eso se trataba, el
viejo avaro no era tan poderoso como creía, observe detenidamente el portón, no
parecía haber sido violado con ningún tipo de magia particular, algo imposible
si consideras que solo existen 4 brujas en todo Quebraen y tan solo 2 brujos.
Desde esa distancia divise a un
trabajador barriendo las hojas frente a la casona, un chiquillo podía tener unos
14 años, lucia andrajoso y desalineado, pero no fue esto lo que me llamo la atención.
Grilletes, dos muy grandes aferrados en cada una de sus
piernas flacuchas.
_vamos entremos, se supone que no
debo hacer lo que are pero como eres tú no me importa_ Dayana me regalo una de
sus más grandes sonrisas que no causaban ningún efecto esperado en mí y se acercó
al portón justo donde se aferraba un enorme candado en dorado puro que resplandecía
con los rayos del condenado sol.
_ Vryamundo abriumas_ canturreo
sin dejar de mirarme y el sonido metálico que hizo el candado al liberarse fue seguido
por las enormes puertas abriéndose de par en par.
Esta vez le devolví la sonrisa, porque
por primera vez su imprudencia me serviría de mucho en un futuro próximo.
La finca, estaba muy bien cuidada,
había árboles frutales por donde miraras y se escuchaban, los cascos de
los caballos
más cerca de lo que se podría pensar la mansión era bastante elegante de más
cerca y parecía llena de mucho lujo, pero nada de eso me interesaba mi atención
seguía estando en aquel chiquillo que todavía barría ahora a menos de un metro
de nosotros , cuando pasamos a su lado sentí un escalofrió desde la punta de
los pies hasta la coronilla.
_ ¿Es un esclavo? Creí que ya eso
no era bien reconocido por la sociedad_ dije con la mayor ironía posible.
_Bueno mi tío es algo viejo no está
muy interesado en la opinión de la nueva sociedad es achacado a la antigua, además
ese chiquillo a estado aquí desde que su único familiar falleció hace unos años
debería estar agradecido, yo jamás habría recogido a un niño mugriento de la
calle, le sirve bien a mi tío cuando no se pone a holgazanear_ no se la razón por
que los problemas de un pobre diablo como ese no debían importarme, pero me habría
encantado que se me escapara un hechizo que le incendiara el cabello a esa niña
tonta en ese mismo instante.
Le eche una última mirada al crio
antes de que una manota se posara sobre mi hombro cuando llegamos al umbral de
la mansión, Guilbert Rosso era la definición de un cerdo ricachón.
Gordo, barbudo, vejete y de
mirada oportunista, podía ver sus intenciones a un metro de distancia, podía olerlas,
podía sentirlas, seguramente ya tendría listo los planes de boda para su amada
sobrina y para mí.
_Muchacho me alegra que hayas
vuelto al fin, mi sobrina no dejaba de esperar tu llegada, pero no te quedes allí,
pasa, pasa, ¡Sila!! Chiquillo inútil anda
a llamar a Boras rápido
No tuve que voltear para saber
que se refería al niñato pude escuchar los grilletes en sus piernas tintinear
mientras caminaba lo más presuroso posible.
_Quieres dar un recorrido por la
finca mi buen Heyden, te gustara te lo aseguro, cuando yo perezca todo esto le pertenecerá
a mi sobrina y por supuesto a quien se despose con ella_ me guiño un ojo y dio
un codazo entre las costillas, pero yo
me aleje lo más rápido posible.
_En realidad vine aquí por
cuestiones de trabajo, su sobrina me informo…
_A si, si, si _ miro en todas las
direcciones posibles como si temiera que le salieran orejas a la pared se acercó
y susurro en la voz más baja que consiguió sin éxito sacar.
_Un maldito ladrón se ha atrevido
a robar en mis propias tierras, seguramente alguno de esos malandrines muertos de hambre que abundan
en el pueblo, había conseguido que la vieja Moragana me pusiera un hechizo en
la puerta funcionaba bien pero ya sabes esta algo vieja y la brujería se
actualiza cada tanto, como tu muchacho escuche que eres el ultimo brujo que
queda, tan joven y con grandes talentos, debes seguramente tener muy buenos
ingresos ¿no es así?
Y de ahí viene todo el interés de
ese sujeto por mí, cuando recién llegue a Dabaras recuerdo bien la primera vez
que le vi, aún era flacucho y enano, recuerdo su mirada sobre mí, como si viese
una rata comiendo estiércol.
Había arrugado la nariz de forma
despectiva y había dicho muy alto a su sobrina que no quería que entablara
amistad con niños de la calle.
_ Se equivoca_ disfrute de como
su expresión se trasformaba de satisfacción a asombro
_ ¿Cómo dices?
_No soy el ultimo brujo que
queda, todavía hay otro más, más viejo, más
sabio y con más ingresos que yo, tal vez debería buscarle a él, quien sabe
incluso aun con su edad tenga ganas de desposar a su sobrina_ y casi me doblo
de la risa cuando su cara se petrifico y sus ojos se expandieron como un par de
redondos platos verdes.
_Ah… ha ja ja ja ja_ comenzó a reír
como un desquiciado, de forma nasal y desagradable.
_Eres buen bromista muchacho
quien lo hubiera pensado parecías algo serio pero al parecer eres bastante
gracioso.
No sé en qué momento pensó que
aquello era una broma, tal vez no debía sonreír mientras lo decía.
_Tal vez alguien_ le interrumpí_ abrió
la puerta desde adentro, ¿no lo ha pensado?, los hechizos de Moragana son
efectivos, no importa si esta vieja o no.
_! Imposible! Nadie se atrevería ni siquiera a pensar en traicionar a mi tío, además solo nosotros
sabemos las palabras mágicas_ exclamo Dayana
tratando de arrastrarme al interior de la casona.
_Nadie más, ¿ni siquiera algún trabajador?_
la vi detenerse un minuto como si analizara lo dicho, un proceso largo para
ella por supuesto.
_Nadie más muchacho, tal vez solo…_
y los grilletes volvieron a hacer su aparición resonando en los pisos de roca, acercándose
al umbral de la casona, el niño flacucho apareció agitado extendiendo sus manos callosas hacia Gilbert que tomo el papel que estaba en ellas bruscamente casi empujándolo
en el proceso.
Algo de eso me trajo viejos muy
viejos recuerdos.
_ ¿Que?_ grito_ ya regreso quédense
aquí, tú también chiquillo_ señal al esclavo y este solo asintió como un perro
obediente y estúpido.
La sumisión me resultaba repugnante.
_ ¿Seguro que no quieres ver los alrededores
luego? _ me quede viendo al chiquillo tan fijamente que olvide por un instante
que Dayana seguía pegada a mi brazo, el niño por su parte ya se había percatado
lo suficiente de mí así que me regalaba miradas fugaces y tímidas, seguidas por movimientos balanceantes de su
cuerpo menudo.
_Dayana.
_ ¿si?
_¿Podrías conseguirme algo de
agua, antes de irnos a ver los alrededores?.
Algo pareció iluminarse en ella porque
me soltó y raídamente fue ella personalmente por lo que la había pedido, tal y
como me esperaba.
_Sila no es así_ dije cuando supe
que ella estaba lo bastante lejos para no oír, el chiquillo dio un respingo y
agacho aún más la cabeza_ ¡hey¡ te estoy
hablando.
_Si señor_ respondió con la voz
temblorosa.
_Dime una cosa, ¿tú siempre
trabajas en los jardines?.
_La mayoría del tiempo señor
_¿Cerca del portón?.
Él se quedó en silencio por un
rato y esta vez se si atrevió a mirarme, aun con esa expresión ausente supe que
esta pregunta le tomó por sorpresa.
_Sí señor.
_Interesante _ le sonreí y esto pareció
relajarle _seguramente estando tan cerca del portón has escuchado muchas cosas
importantes no es así?
Y así como se relajó sus ojos se
expandieron, de forma alarmante
_Cosas bastante confidenciales
que no debías escuchar, como cuando escuchabas nuestra conversación de hace un
rato, es raro, se supone que cuando barres, debes moverte, no quedarte en un
solo sitio _ vi como un temblorcillo recorrió su espalda.
_N..no es lo que piensa señor yo
no.
_Te are un último cuestionamiento
sila
Se quedó callado y cualquiera pensaría
que por la cara q tenia estaba a punto de ponerse a llorar.
_Un pájaro ha vivido enclaustrado
en una jaula desde muy joven, desde incluso antes de que sus alas crecieran lo
suficiente para volar, cuando creció sus dueños decidieron, que era momento de
cortarle las alas, así que así lo hicieron, luego de algún tiempo le volvieron
a crecer, el pájaro se hizo más sabio y descubrió una
forma de escapar, por la ventana, esa que dejaban abierta en los calurosos
veranos, aun así seguía enjaulado, por lo tanto el solo se dedicaba a mirar hacia
fuera todos los días añorando la libertad. Dime Sila, ¿qué le hace falta a ese pájaro para ser
libre?
Se quedo mirando un buen rato sus
pies en silencio, como si no
comprendiera mis palabras, pero cuál fue mi sorpresa que justo antes de que yo
respondiera por él, las palabras exactas salieron de su boca.
_Abrir la jaula.
Le regale un aplauso y me
acerque, por instinto retrocedido un poco pero lo tome del brazo.
_Entonces ¿porque si ya sabes abrir
la ventana no has volado?
Patee levemente los grilletes que
resonaron en el piso he inundaron de eco el pasillo en el que estábamos antes
de ingresar por completo a la casona.
Lo vi fruncir el ceño y mirarme
directo a los ojos y sé que no debía inmiscuirme en asuntos que no me correspondían,
pero ¿qué más daba?, no sería la primera vez que ayudaba a ese crio.
_Aun así recuerda que un ave
lista esperaría el momento preciso para emprender su camino.
Y el “crak” de los grilletes me trajo recuerdos
Solo recuerdos de ese niño hace
algunos años.
Una vez…
En una cueva.
A fin de cuentas el sabia las palabras
mágicas.
Y yo solo le abrí la jaula.
_Te he visto antes, se quien eres, ese día en la cueva tu eras ese Alondre ¿verdad?_ dijo Sila, note la misma mirada en su rostro, la misma expresión de aquel día, el lo sabia, yo lo sabia desde que lo vi en el portón
sonreí, puse el dedo indice sobre los labios y repetí aquello que no había hecho en los últimos 6 años.
el sabia que significaba.
que yo también lo recordaba.
pude mi dedo en los labios y solté entre los dientes un _ssssssshhhhh...
_Te he visto antes, se quien eres, ese día en la cueva tu eras ese Alondre ¿verdad?_ dijo Sila, note la misma mirada en su rostro, la misma expresión de aquel día, el lo sabia, yo lo sabia desde que lo vi en el portón
sonreí, puse el dedo indice sobre los labios y repetí aquello que no había hecho en los últimos 6 años.
el sabia que significaba.
que yo también lo recordaba.
pude mi dedo en los labios y solté entre los dientes un _ssssssshhhhh...
(lamento mucho la demora de este capitulo y también si se hace demasiado extenso, aun así espero que lo disfruten)
