I'm (Not) Human

Prólogo 



Cuando su mama le lanzo “aquella” mirada esa mañana,  por un minuto, por un instante pensó que sentía pena por ella.  Que tal vez también estaba triste,  y que esa mirada representaba una señal de que la acompañaba en su dolor.

Pero reacciono casi por reflejo, sabía perfectamente que era algo imposible, su madre ya no podía sentir tristeza.  Ni por sí misma.

Ni por nadie.

Y no la culpaba, ese era un pequeño precio que había que pagar, que valía pagar,  según lo que le había enseñado toda su vida.

Paso su mirada por el resto de familiares que permanecían serenos, sentados y algunos recostados a la pared del fondo,  ninguno se había acercado, ni siquiera su abuela que parecía perdida en algún recodo de su propia mente,  balanceándose en  la vieja mecedora que aun producía un ruido de ultra tumba, como si estuviese a punto de romperse, aun así  jamás había cedido en los 10 años que llevaba en esa casa.

Diviso a su primo William en el fondo de la cocina que no tenía puerta, comía como el cerdo que siempre supo que fue, su cabello rubio y sus ojos azules le permitían comer lo que quisiese y hacer aquellos ruidos grotescos con la boca al masticar, esa y muchas faltas de educación más se le eran permitidas por el simple hecho de ser uno de los pocos puros entre la familia.

Bueno ella también era pura. Aunque este tipo de pureza no representara algo precisamente ventajoso.
Cansada de aquel mutismo insoportable decidió dar el primer paso, se levantó de su silla alisándose el viejo vestido purpura que comenzaba a apretarle, y camino hasta el ataúd, el corazón se agito con violencia cuando se inclinó frente  a el para ver a la persona dentro.

Su tía.

Esperaba verla como había pensado toda su vida que lucían los cadáveres;  Tal vez con los ojos abiertos,  con una expresión horrible en el rostro pálido.

Y quien sabe tal vez algo verde.

Pero no, su tía estaba tal y como la recordaba, con los ojos cerrados y las manos entre lazadas, parecía como si durmiese plácidamente, incluso le dieron ganas de agitarle el hombro para ver si abría los ojos, aunque siquiera internarlo resultaría imposible, ya que el cajón estaba cerrado y solo podía ver una parte de ella “la que más sana había quedado” menciono su abuela entre cuchicheos con su madre.

Aun podía escuchar su voz cuando tarareaba en las mañanas o cuando la ayudaba con la tarea en las noches a escondidas de su mama, se había quedado plasmada su mirada cuando había salido al colegio  como todos los días hacía apenas 3 días.

Se había quedado tatuado su tacto cuando besaba su frente al despedirse.

Se había imprimido en lágrimas los sentimientos de frustración por saber  que ya jamás la volvería a sentirla.  
Ni a olerla   

Y sobre todo nunca, nunca más la vería de nuevo. No al menos como deseaba verla.

Viva.

Y es que cuando alguien a quien amas se va para siempre, no importa que tan agradables sean los recuerdos que tengas con ella, siempre resultan tristes, por eso en ese momento hasta su expresión de paz en las facciones muertas le resultaba dolorosas.

Porque su tía y ella eran iguales;  Imperfectas, defectuosas, humanas…

Es por eso que ahora lloraba, aun cuando ningún otro de sus familiares los habían hecho, es por eso que ahora la miraban como si estuviese cometiendo un acto terrible, es por eso que sabía que lo que había sentido hacia su tía todos esos años se llamaba “amor”, no un amor como el que mencionaban en la televisión o en los discursos de la escuela, era un amor real de ese que duele, de ese que llena, de ese que nadie puede reemplazar, y aun que  eso fuera ya mal visto por todos en su mundo  no le importo, Zaret había aprendido a que ninguna de esas cosas ni de lo que hablaran los perfectos tenia importancia porque aún estaban grabadas las últimas palabras de su tía.

no dejes que nadie te lo quite”

Es por eso que su tía jamás se había sometido a la operación, y se había muerto tan joven, porque ella a diferencia del resto del mundo podía hacerlo…

Amar.

Soñar.

Morir.

Su primo William soltó un bufido bastante audible y cuando alzo la cabeza pudo verlo como en una ventana empañada por la lluvia,  casi como un espejismo, riéndose de ella, apuntándola con el dedo,  con la bocaza embarrada de crema.  y entonces supo que jamás, nunca podría ser como el, ni como su madre que ahora miraba hacia otro lado como si se avergonzara, porque Zaret quería a su mama y sabía que su mama la quería a ella, pero nunca al igual que su tía, no era el mismo tipo de “querer”  

Porque su tía la había apreciado por que quería.

Y su mama por que debía.

Supo que no podría llevar una vida, de esa manera. Esa vida de…

Robots sin sentimientos, podridos e inmortales.

Así que desde entonces, desde aquel funeral  había estado segura de  cuál sería su respuesta 5 años después,  el día en que la censaran.

Probablemente el último día en que sería plenamente un ser humano. 

Aun cuando todos lo sabían.

 Ser puramente humano en la tierra no era muy bien visto…



(algo nuevo, un genero muy distinto, algo un poco mas oscuro)


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