I'm (Not) Human

Prólogo 



Cuando su mama le lanzo “aquella” mirada esa mañana,  por un minuto, por un instante pensó que sentía pena por ella.  Que tal vez también estaba triste,  y que esa mirada representaba una señal de que la acompañaba en su dolor.

Pero reacciono casi por reflejo, sabía perfectamente que era algo imposible, su madre ya no podía sentir tristeza.  Ni por sí misma.

Ni por nadie.

Y no la culpaba, ese era un pequeño precio que había que pagar, que valía pagar,  según lo que le había enseñado toda su vida.

Paso su mirada por el resto de familiares que permanecían serenos, sentados y algunos recostados a la pared del fondo,  ninguno se había acercado, ni siquiera su abuela que parecía perdida en algún recodo de su propia mente,  balanceándose en  la vieja mecedora que aun producía un ruido de ultra tumba, como si estuviese a punto de romperse, aun así  jamás había cedido en los 10 años que llevaba en esa casa.

Diviso a su primo William en el fondo de la cocina que no tenía puerta, comía como el cerdo que siempre supo que fue, su cabello rubio y sus ojos azules le permitían comer lo que quisiese y hacer aquellos ruidos grotescos con la boca al masticar, esa y muchas faltas de educación más se le eran permitidas por el simple hecho de ser uno de los pocos puros entre la familia.

Bueno ella también era pura. Aunque este tipo de pureza no representara algo precisamente ventajoso.
Cansada de aquel mutismo insoportable decidió dar el primer paso, se levantó de su silla alisándose el viejo vestido purpura que comenzaba a apretarle, y camino hasta el ataúd, el corazón se agito con violencia cuando se inclinó frente  a el para ver a la persona dentro.

Su tía.

Esperaba verla como había pensado toda su vida que lucían los cadáveres;  Tal vez con los ojos abiertos,  con una expresión horrible en el rostro pálido.

Y quien sabe tal vez algo verde.

Pero no, su tía estaba tal y como la recordaba, con los ojos cerrados y las manos entre lazadas, parecía como si durmiese plácidamente, incluso le dieron ganas de agitarle el hombro para ver si abría los ojos, aunque siquiera internarlo resultaría imposible, ya que el cajón estaba cerrado y solo podía ver una parte de ella “la que más sana había quedado” menciono su abuela entre cuchicheos con su madre.

Aun podía escuchar su voz cuando tarareaba en las mañanas o cuando la ayudaba con la tarea en las noches a escondidas de su mama, se había quedado plasmada su mirada cuando había salido al colegio  como todos los días hacía apenas 3 días.

Se había quedado tatuado su tacto cuando besaba su frente al despedirse.

Se había imprimido en lágrimas los sentimientos de frustración por saber  que ya jamás la volvería a sentirla.  
Ni a olerla   

Y sobre todo nunca, nunca más la vería de nuevo. No al menos como deseaba verla.

Viva.

Y es que cuando alguien a quien amas se va para siempre, no importa que tan agradables sean los recuerdos que tengas con ella, siempre resultan tristes, por eso en ese momento hasta su expresión de paz en las facciones muertas le resultaba dolorosas.

Porque su tía y ella eran iguales;  Imperfectas, defectuosas, humanas…

Es por eso que ahora lloraba, aun cuando ningún otro de sus familiares los habían hecho, es por eso que ahora la miraban como si estuviese cometiendo un acto terrible, es por eso que sabía que lo que había sentido hacia su tía todos esos años se llamaba “amor”, no un amor como el que mencionaban en la televisión o en los discursos de la escuela, era un amor real de ese que duele, de ese que llena, de ese que nadie puede reemplazar, y aun que  eso fuera ya mal visto por todos en su mundo  no le importo, Zaret había aprendido a que ninguna de esas cosas ni de lo que hablaran los perfectos tenia importancia porque aún estaban grabadas las últimas palabras de su tía.

no dejes que nadie te lo quite”

Es por eso que su tía jamás se había sometido a la operación, y se había muerto tan joven, porque ella a diferencia del resto del mundo podía hacerlo…

Amar.

Soñar.

Morir.

Su primo William soltó un bufido bastante audible y cuando alzo la cabeza pudo verlo como en una ventana empañada por la lluvia,  casi como un espejismo, riéndose de ella, apuntándola con el dedo,  con la bocaza embarrada de crema.  y entonces supo que jamás, nunca podría ser como el, ni como su madre que ahora miraba hacia otro lado como si se avergonzara, porque Zaret quería a su mama y sabía que su mama la quería a ella, pero nunca al igual que su tía, no era el mismo tipo de “querer”  

Porque su tía la había apreciado por que quería.

Y su mama por que debía.

Supo que no podría llevar una vida, de esa manera. Esa vida de…

Robots sin sentimientos, podridos e inmortales.

Así que desde entonces, desde aquel funeral  había estado segura de  cuál sería su respuesta 5 años después,  el día en que la censaran.

Probablemente el último día en que sería plenamente un ser humano. 

Aun cuando todos lo sabían.

 Ser puramente humano en la tierra no era muy bien visto…



(algo nuevo, un genero muy distinto, algo un poco mas oscuro)


Las Gemas De Quebraen #5

Capítulo 5

La Jaula 



¿Mi nombre?

 Heyden

Peso… no necesitas saberlo, mido… ¿Acaso eso importa?, lo suficientemente alto para tener que agacharme cuando cruzo por el umbral de alguna de las puertas de la casa de Moragana y ¿mi apariencia? lo bastante llamativa para que las personas me reconozcan en cualquiera de los 5 distritos cercanos a Dabaras.

Sí,  todos saben quién soy.

Que tú no lo sepas es bastante curioso… ¿dónde has vivido todo este tiempo?

Veras hay mucho que decir de mi soy bastante interesante, no digo que heroico aun así tengo mucho que contar…

La cosa es que no quiero.

¿A quién tiene que interesarle mi vida más que a mí mismo?

Pero ya que  los años me han vuelto algo vanidoso y de vez en cuanto me gusta alardear te dire unas cuantas cosas.

A fin de cuentas si estás aquí es porque no tienes nada mejor que hacer.

¿Oh si?

Para empezar, nací hace apenas 6 años…

_Vaya, vaya_ odiaba que usara ese tono conmigo, pero lo que más odiaba era que con el tiempo ese tono se me había pegado.

_Esperaba algo más amable de tu parte Moragana, no se,  algo como ¡Cuánto tiempo querido Heyden estas más guapo que de costumbre!_ sonrió de oreja a oreja como solo esa vieja sabía hacerlo, le había dicho muchas veces que en vez de vender esas pociones de la juventud a precios ridículos que los utilizara para ella misma.

Algo que después de ver sus arrugas a cada lado de la boca supe que no había hecho.
Siempre respondía algo ridículo como “déjame envejecen en paz  estas arrugas son los recuerdos que me quedan de mi guerra contra la vida” cursi lo sé, muy cursi.

Aunque que ella siempre omitía el pequeño detalle de que después de un mes de uso te provocaba sarampión y podía durarte hasta un año.

_No te has ido por mucho tiempo Heyden, usualmente te demoras hasta 2 meses fuera, ahora solo han sido 2 semanas ¿a qué se debe eso?_ estaba en la entrada del pequeño establecimiento al que Moragana llamaba casa, un viejo edificio en el pueblo no muy lejos del puerto.

Por dentro era bastante estrecho pero aun así cuando llegue por primera vez a los 14  estaba fascinado con él, lleno de chucherías y objetos colgantes que hacían mucho ruido por las noches si dejabas alguna ventana abierta.

Ahora en ocasiones me molestaba porque mi coronilla se golpeaba contra las campanillas del techo.

Hoy admito estaba algo nostálgico, los recuerdos llegaban como si les llamara, se abrían las puertas de los viejos baúles que llevaba cerrados desde hacía mucho.

Y automáticamente mis pensamientos pasaban a otra cosa como una alarma que me recordaba que estaba haciendo algo completamente inútil es decir…
¡Qué asco!,  Recuerdos estúpidos de cosas que hoy no valen nada.

_No te hagas la bruja loca Moragana sabes qué fecha es _ le di un par de palmadas en el cabello rojo aun sin una sola cana y me agache para pasar por la puerta.

_No le llames loca a esta pobre anciana, más bien dime si me has traído algo,  ya se me termino el ron de sátiro que me trajiste la última vez, si vas a comprarlo al menos pide más no seas tan tacaño con esta pobre mujer que salvo tu vida y te enseño todo lo que sabes.

_Pobre mujer que  gana más que yo  y que se está volviendo alcohólica_ el pequeño saloncillo donde Moragana atendía a sus clientes usualmente lo bastante desesperados para ir con ella y más numerosos de lo que podrías imaginar estaba aún más abarrotado de cosas que hacia 2 semanas,  o tal vez solo era la ilusión óptica que provocaban esas horrendas cortinas que había tratado de quemar en más de una ocasión.

Tres pequeños silloncitos,  una chimenea considerablemente amplia y una mesilla,  era todo lo que había en él, si no contamos las estanterías a los largo de cada pared,  llena de frascos  que en más de una ocasión me había obligado a acomodar y que volvían por alguna razón a su desacomodado estado de desorden en menos de un día.

_ ¿Hiciste más pócimas sin que te las pidieran cierto?_ ella dio un respingo y me desvió la mirada como quien no quiere la cosa.

_No sé de qué hablas querido_ Moragana podría hacerse llamar a si misma (solo cuando estábamos solos claro) la diosa de la mentira, solía mentir de forma impresionante sobre cosas ridículas que resultaba imposibles,  tanto así  que realmente me hacía dudar de la capacidad de raciocinio de algunos,  pero conmigo ese poder perfeccionado con el tiempo no funcionaban, la conocía, la conocía muy bien.

Saque del bolcillo de  mi chaleco un pequeño hilo rojo que se comenzó automáticamente a desenrollar y de él se fue formando un bolso como si se tejiera de la nada , el que siempre utilizaba en mis viajes, demasiado grande y pesado para cargarlo de forma natural.

Callo pesadamente sobre la mesilla y Moragana corrió a hurgarlo sin permiso alguno.

Como siempre.

Pose mi vista sobre el estante que juraría haber visto sin 20 frascos menos hace unas semanas.

_Vengan aquí_ chasquee los dedos y  exactamente 20 frascos casi nuevos comenzaron a desfilar en el aire hacia mí, danzaban como si dieran brinquitos_ dioses Moragana,  ni siquiera los etiquetas ¿quieres que pase lo de la boda de esa chiquilla latosa?_ Yana creo que era su nombre la pobre tonta, fue a buscar una pócima que pusiera su cabellera rubia para lucir el día de su matrimonio con un sujeto mucho mayor que ella, por dinero claro,  era chillona y movía los brazos como si todos a su al rededor tuvieran que postrarse ante sus pies, no sabes cómo me divertí cuando en vez de hermoso cabello rubio le creció un horrible bigote verde  que no podía cortarse.

Reí tanto que termine hipando por una hora, no es que estuviera tan mal pero el reírme a carcajadas frente a la novia había ocasionado que cada vez que me veía arrugara la nariz,  yo desde entonces hago lo más prudente cuando la veo…. Me rio mucho más fuerte.

Y no es que me moleste que Moragana les dé a los clientes las pócimas equivocadas, eso me tiene sin el menor cuidado  pero al final el que termina solucionando esos líos resulto ser yo.

Moragana comenzó a reír, seguramente recordando a Yana y la cara del novio al recibirla ese día en el altar, no creo que hayan tenido una muy bonita noche de bodas.

_Es que cuando te vas me aburro mucho así que me pongo a hacer algunas cosas_ dijo  aun en su faena de sacar las botellitas de ron que había conseguido en mi viaje a Yiras

_Si quieres hacer algo debería ser limpiar y etiquetar las que ya tienes _ tome una de las tantas que me llamaba particularmente la atención de líquido purpura, no tuve que olerla para saber que era.
Solo verla me trajo recuerdos, la primera pócima que Moragana me enseño a hacer.

Diluye cicatris

Casi por instinto toque mi rostro allí en la parte izquierda, esa que me había dejado marcado, marcado para que recordara cada día de mi existencia a que se debía que ahora fuese Heyden y no Ji…
Con otro chasquido cada botella regreso a su lugar de origen excepto la purpura, a esa la hice desaparecer entre mis palmas.

_bien Moragana no perdamos más tiempo, dijiste que cuando trascurrieran los 6 años, hoy se cumplen exactos esos 6 años así que_ le quite las botellas de ron que seguramente utilizaría para alguna de sus pociones de amor… ella pensaba que yo no lo sabía pero por eso siempre me pedía ron de sátiro antes de que me fuera de viaje “son las que más se venden” decía, se vendían pero eran poco efectivas, solo lograban que tu víctima se sintiera atraído hacia algo en particular de ti.

no puedo hacer que alguien se enamore por medio de brujería eso va contra mis normas” vociferaba la vieja bruja.
Aun así la etiqueta seguía diciendo “amor garantizado” y todavía había personas ingenuas que se la compraban.
Soltó una palabrota y se sentó sobre el tercer silloncito.

_Bien, bien mi amadísima Moragana comienza a soltar toda la sopa_ me senté justo frente a ella.

_Bueno Heyden querido no esperas que esta anciana recuerde exactamente lo que te prometí hace 6 años_  es peculiar que diga eso cuando recuerda la combinación exacta del conjuro convocador que consiste en 120 números y que aprendió según ella cuando apenas tenía 9 años.

_Por dios Moragana todo este tiempo he seguido tus sugerencias, aprendí a manejar la espada con el viejo chivo como quisiste, aprendí magia…_

_Cosa que te ha servido de mucho querido_ 

_Si, me ha servido de mucho y te agradezco por eso, pero me dijiste que hablarías de esas razones,  por la que me acogiste, por la que le mentiste a todos sobre ser un viajero  al que tomaste para  estudiar contigo y no me salgas con que fue porque me parezco a tu hijo al que jamás he visto_ puso la misma expresión extraña cada vez que mencionaba a ese hijo que estaba en el ejército y que no se dignaba en aparecer aun cuando se suponía que dos veces al año ellos podían ir con sus familias, lo únicos indicios de vida que ese sujeto daba eran los paquetes que enviaban con Moisés quien resultaba ser un reconocido comandante.

Alguna vez le pregunte a Moragana si la razón por la que me había tomado,  era porque tenía talento para utilizar la magia,  ella respondió _”cualquiera puede usar magia,  la cuestión es que la mayoría escoge las armas en vez de los libros, si más personas tuviesen el empeño en adquirir conocimiento así como de tomar una espada  tendrían la capacidad mental de aprender todo tipo de cosas, a razonar como brujos y a luchar como guerreros”_

¿Me escogió acaso porque me gustaba leer?

_No te escogí porque pensabas diferente al resto del mundo, te escogí porque sabias ver en las pequeñas cosas lo que los otros no pueden ver aun en las que son enormes._  pero ella jamás volvió a decir una palabra al respecto, sabía que tenía motivos ocultos yo había sido testigo del poder que ocultaba incluso de mí.

Y esas personas extrañas que una vez al año venían, se encerraban en el sótano donde ella preparaba pociones y no salían hasta entradas la noche.

_Sabes_ susurro sacándome de mi ensoñación_ cuando tuve a Dante pensé que el seguiría mis pasos, pero supongo que el saco más de su padre de lo que yo hubiese querido_ eso era un avance ella jamás hablaba demasiado de su hijo y yo no estaba interesando en alguien que aun teniendo una buena madre no se interesaba en ella.

Las personas estúpidas no eran de mi gusto, fui un estúpido por demasiado tiempo para juntarme con gente así.

_Pero un día, el mismo en el que Dante me dijo que no pensaba seguir con sus clases de magia tuve un sueño_ se levantó de la silla y se acercó a mí, ni siquiera tuvo que inclinarse para tomarme el rostro con esas manos temblorosas, hacía mucho tiempo que ella y yo habíamos dejado de tener la misma estatura.

_Los vi, esos hermosos ojos verdes_ me miró fijamente con la misma ternura que me mostro desde el día en que me saco de esa prisión.

_ ¿Por eso aquel día dijiste que ya me habías visto?_ era  testigo de sus predicciones exactas, en eso a diferencia de en las pócimas jamás se había equivocado.

_ ¿Heyden dime algo ¿tienes tu idea de lo que son las gemas de Quebraen?  

Se podía sentir la tensión, como si todo a mi alrededor se redujera de tamaño hasta comenzar a estrujarme, a mi mente vinieron cientos de imágenes que no pude definir, imágenes de mis viajes y todas ellas tenían que ver con lo mismo.

Esas benditas gemas…

_Moragana, Moragana abre_  estábamos tan ensimismados en aquella conversación importante que no nos dimos cuenta cuando alguien, uno muy acostumbrado a interrumpir en momentos cruciales, al que yo conocía muy bien  comenzó a tocar la puerta como un desquiciado.

_ ¡Ya voy! _

Cuando abrió la puerta Moisés cruzo el umbral a grandes zancadas tenia siempre puesto su uniforme militar,  aquel traje que parecía apretarle,  su paso mecánico,  las manos en la espalda y su barba de chivo que parecía crecer más con cada segundo.

Justo atrás de él había alguien que hubiera preferido no tener que ver hasta… dejémoslo en que habría preferido no ver nunca.

_ ¡Heyden!_ chillo y el dolor de cabeza dijo voy.

_Buenos días _ espete con los dientes apretados.

_Me encontré a la señorita Rosso cerca del muelle me dijo que ya habías vuelto,  niñato ingrato ni siquiera para saludar a tu maestro,  al que tienes de paso antes de venir aquí_ Moisés y su melodrama.

_Vamos Moisés,  no seas un viejito quejumbroso,  juro que iba a verte. Tal vez.  En algún momento. Si me acordaba…_ lo escuche murmurar maldiciones como tenia de costumbre y aquella mosquilla pegajosa se abalanzó sobre mi brazo como mapache hambriento.

_Te extrañe Heyden_ dijo.

_ ¿Oh en serio?_ hable con todo el sarcasmo que me era posible, pero pedirle a ella que lo captara era demasiado.

_Si, si te lo juro

_Que bien por mi

Me miró fijamente, con esos enormes ojos azules, Dayana Rooso según todos los del pueblo era la mujer más hermosa de los próximos 5 distritos  y no mentían,  bien podía ser divina como una Ada  pero  eso no le evitaba estar  en mi lista de personas por las que pagaría para ver caer en estiércol de dragón.

Lo que tenía de hermosa lo tenía de insoportable, me hacía sentir estúpido el creer que pude en algún momento llegar a fijarme en chica parecida a ella.

Pero ya sabes a veces uno suele tener graves taras en el cerebro que llegas a descubrir muchos años después.

Lo graciosos del caso es que ella no se daba por enterada de mi antipatía hacia sí misma ni mucho menos su tío, que parecía verme como el próximo borrego al que sacarle ganancias, ya me parecía escuchar a las viejas chismosas, solo con su lengua viperina, emparejarme, casarme y hasta divorciarme de esta chiquilla con solo unos días de salir con ella a la calle.

Pero era bastante entretenido ver su cara de frustración cuando alguna de sus “muy ensayadas” artimañas no funcionaban y casi me parto de risa cuando volvió a atacar con otro de sus planes patéticos por echarme el lazo.

_Le decía al señor moisés que mi tío está muy interesado en tus talentos
No me digas

_Así es muchacho,  es más el mismo hablo conmigo esta mañana me dijo que si te veía te dijese que te aproximes a sus terrenos lo más pronto posible _el viejo chivo me guiño un ojo y levanto sus pulgares con apreciación hacia Dayana, ya me lo había dicho en más de una ocasión “es un gran partido muchacho,  ojala a mí me hubiera rondado una joven tan encantadora en mis años de juventud”

Yo solo le devolvía el gesto más grosero que me sabia en aquel entonces, ahora procuro hacer que su barba luzca pequeños moños rosas, el sabia a la perfección que opinaba yo de aquella mujer.
_ ¿Si? Bueno será en otra ocasión ahora estoy ocupado_ abras de supuesto que en otra ocasión tenia para mí el mismo significado que jamás.

_No seas así muchacho, además es para brindar tus servicios,  apuesto que una buena paga te vendrá bien, ¿no es así señorita Rosso? Como brujo reconocido…

_Ya dije que no_ me zafe de su agarre y me encamine nuevamente al silloncito del que me había levantado al tratar de escapar por la puerta de la cocinilla.

_Yo creo que es buena idea, algo de dinero no nos vendrá nada mal, además lo vas a necesitar _ me impresiono que Moragana apoyara la situación, a ella tampoco le gustaba Dayana, es más solía decirme que si me involucraba con una mujer así es porque estaba mal de la cabeza y que ella no le heredaría nada a ningún loco.

Palabras graciosas de una vieja,  bruja y pobre.

Me lanzo esa mirada especial y supe que estaba condenado a hacer lo que me pedía, no sabía si era para darle más largas a aquella conversación o porque realmente lo que me diría ameritaba que hiciera otro viaje.
Opte por lo segundo.

_Es solo para trabajo cierto.
Ella asintió y yo no le creí ni un poco, pero si algo podía sacar de eso, entonces ¿porque no?

Durante el viaje (que fue bastante largo) mi mente divago en lo último que me había dicho Moragana, ya sabes eso sobre las gemas, había escuchado de ellas tantas veces de los cuentacuentos que ya podría en un futuro narrarle historias de ellas a mis hijos (metafóricamente por que no planeo tener) como si hubiese nacido en Quebraen realmente.

Tomamos el camino más largo para llegar a la vieja mansión de Don Rosso un hombre rico, tal vez el más rico de la provincia y tal vez el más desgraciado, el más desgraciado de la provincia.

Y miren que yo tenía un amplio conocimiento sobre los desgraciados de muchas regiones.

Algunos decían, incluso que yo era uno de esos, quien sabe por qué seria.

La finca que rodeaba la casona,  eran más de las que realmente un viejo avaro como ese fuese a necesitar y aun que sería la primera vez que entraba,  sabía de antemano que también sería la última.

Cuando llegamos al portón note algo muy curioso, no había nadie en los alrededores, nadie que cuidara la entrada ¿será que el propietario se creía tan poderoso que pensaba que ningún idiota se atrevería a entrar en sus tierras?... seguramente sí.

Pero a esa distancia pude sentirlo. Era un conjuro de cierre, solo las palabras especificas podía abría aquel la entrada.

Como si leyera mi mente (lo cual podía ser posible) Dayana que aún seguía pegada a mi brazo y que parecía bastante acalorada luego de aquella larga caminata que sus vírgenes pies no estaba nada acostumbrados a recorrer respondió mis dudas _es precisamente para que vengas a reforzar el hechizo de la entrada, tu maestra lo puso hace algunos años pero_ se alzó en puntas para susurrarme algo que suponía yo debía ser secreto de estado.

_Un ladrón,  parece que hace 3 días  pudo entrar a los terrenos sin ser visto esto tiene a mi tío de muy mal humor, ves esto sin guardias porque mi tío no quiere que los vecinos chismosos sospechen que alguien ha logrado entrar sin permiso,  pero de noche está casi toda la servidumbre vigilando, es terrible.

Así que de eso se trataba, el viejo avaro no era tan poderoso como creía, observe detenidamente el portón, no parecía haber sido violado con ningún tipo de magia particular, algo imposible si consideras que solo existen 4 brujas en todo Quebraen y tan solo 2 brujos.

Desde esa distancia divise a un trabajador barriendo las hojas frente a la casona, un chiquillo podía tener unos 14 años, lucia andrajoso y desalineado, pero no fue esto lo que me llamo la atención.
Grilletes,  dos muy grandes aferrados en cada una de sus piernas flacuchas.

_vamos entremos, se supone que no debo hacer lo que are pero como eres tú no me importa_ Dayana me regalo una de sus más grandes sonrisas que no causaban ningún efecto esperado en mí y se acercó al portón justo donde se aferraba un enorme candado en dorado puro que resplandecía con los rayos del condenado sol.
_ Vryamundo abriumas_ canturreo sin dejar de mirarme y el sonido metálico que hizo el candado al liberarse fue seguido por las enormes puertas abriéndose de par en par.
Esta vez le devolví la sonrisa, porque por primera vez su imprudencia me serviría de mucho en un futuro próximo.

La finca, estaba muy bien cuidada, había árboles frutales por donde miraras y se escuchaban, los cascos de 
los caballos más cerca de lo que se podría pensar la mansión era bastante elegante de más cerca y parecía llena de mucho lujo, pero nada de eso me interesaba mi atención seguía estando en aquel chiquillo que todavía barría ahora a menos de un metro de nosotros , cuando pasamos a su lado sentí un escalofrió desde la punta de los pies hasta la coronilla.

_ ¿Es un esclavo? Creí que ya eso no era bien reconocido por la sociedad_ dije con la mayor ironía posible.

_Bueno mi tío es algo viejo no está muy interesado en la opinión de la nueva sociedad es achacado a la antigua, además ese chiquillo a estado aquí desde que su único familiar falleció hace unos años debería estar agradecido, yo jamás habría recogido a un niño mugriento de la calle, le sirve bien a mi tío cuando no se pone a holgazanear_ no se la razón por que los problemas de un pobre diablo como ese no debían importarme, pero me habría encantado que se me escapara un hechizo que le incendiara el cabello a esa niña tonta en ese mismo instante.

Le eche una última mirada al crio antes de que una manota se posara sobre mi hombro cuando llegamos al umbral de la mansión, Guilbert Rosso era la definición de un cerdo ricachón.
Gordo, barbudo, vejete y de mirada oportunista, podía ver sus intenciones a un metro de distancia, podía olerlas, podía sentirlas, seguramente ya tendría listo los planes de boda para su amada sobrina y para mí.

_Muchacho me alegra que hayas vuelto al fin, mi sobrina no dejaba de esperar tu llegada, pero no te quedes allí, pasa,  pasa, ¡Sila!! Chiquillo inútil anda a llamar a Boras rápido
No tuve que voltear para saber que se refería al niñato pude escuchar los grilletes en sus piernas tintinear mientras caminaba lo más presuroso posible.

_Quieres dar un recorrido por la finca mi buen Heyden, te gustara te lo aseguro, cuando yo perezca todo esto le pertenecerá a mi sobrina y por supuesto a quien se despose con ella_ me guiño un ojo y dio un codazo entre las  costillas, pero yo me aleje lo más rápido posible.

_En realidad vine aquí por cuestiones de trabajo, su sobrina me informo…

_A si, si, si _ miro en todas las direcciones posibles como si temiera que le salieran orejas a la pared se acercó y susurro en la voz más baja que consiguió sin éxito sacar.

_Un maldito ladrón se ha atrevido a robar en mis propias tierras, seguramente alguno de  esos malandrines muertos de hambre que abundan en el pueblo, había conseguido que la vieja Moragana me pusiera un hechizo en la puerta funcionaba bien pero ya sabes esta algo vieja y la brujería se actualiza cada tanto, como tu muchacho escuche que eres el ultimo brujo que queda, tan joven y con grandes talentos, debes seguramente tener muy buenos ingresos ¿no es así?

Y de ahí viene todo el interés de ese sujeto por mí, cuando recién llegue a Dabaras recuerdo bien la primera vez que le vi, aún era flacucho y enano, recuerdo su mirada sobre mí, como si viese una rata comiendo estiércol.

Había arrugado la nariz de forma despectiva y había dicho muy alto a su sobrina que no quería que entablara amistad con niños de la calle.

_ Se equivoca_ disfrute de como su expresión se trasformaba de satisfacción a asombro

_ ¿Cómo dices?

_No soy el ultimo brujo que queda, todavía hay otro más, más viejo,  más sabio y con más ingresos que yo, tal vez debería buscarle a él, quien sabe incluso aun con su edad tenga ganas de desposar a su sobrina_ y casi me doblo de la risa cuando su cara se petrifico y sus ojos se expandieron como un par de redondos platos verdes.

_Ah… ha ja ja ja ja_ comenzó a reír como un desquiciado, de forma nasal y desagradable.

_Eres buen bromista muchacho quien lo hubiera pensado parecías algo serio pero al parecer eres bastante gracioso.
No sé en qué momento pensó que aquello era una broma, tal vez no debía sonreír mientras lo decía.

_Tal vez alguien_ le interrumpí_ abrió la puerta desde adentro, ¿no lo ha pensado?, los hechizos de Moragana son efectivos, no importa si esta vieja o no.

_! Imposible! Nadie se atrevería  ni siquiera a pensar en  traicionar a mi tío, además solo nosotros sabemos las palabras mágicas_ exclamo  Dayana tratando de arrastrarme al interior de la casona.

_Nadie más, ¿ni siquiera algún trabajador?_ la vi detenerse un minuto como si analizara lo dicho, un proceso largo para ella por supuesto.

_Nadie más muchacho, tal vez solo…_ y los grilletes volvieron a hacer su aparición resonando en los pisos de roca, acercándose al umbral de la casona, el niño flacucho apareció agitado extendiendo sus manos callosas hacia Gilbert que tomo el papel que estaba en ellas bruscamente casi empujándolo en el proceso.
Algo de eso me trajo viejos muy viejos recuerdos.

_ ¿Que?_ grito_ ya regreso quédense aquí, tú también chiquillo_ señal al esclavo y este solo asintió como un perro obediente y estúpido.
 La sumisión me resultaba repugnante.

_ ¿Seguro que no quieres ver los alrededores luego? _ me quede viendo al chiquillo tan fijamente que olvide por un instante que Dayana seguía pegada a mi brazo, el niño por su parte ya se había percatado lo suficiente de mí así que me regalaba miradas fugaces y tímidas,  seguidas por movimientos balanceantes de su cuerpo menudo.

_Dayana.

_ ¿si?

_¿Podrías conseguirme algo de agua, antes de irnos a ver los alrededores?.
Algo pareció iluminarse en ella porque me soltó y raídamente fue ella personalmente por lo que la había pedido, tal y como me esperaba.

_Sila no es así_ dije cuando supe que ella estaba lo bastante lejos para no oír, el chiquillo dio un respingo y agacho aún más la cabeza_ ¡hey¡  te estoy hablando.

_Si señor_ respondió con la voz temblorosa.

_Dime una cosa, ¿tú siempre trabajas en los jardines?.

_La mayoría del tiempo señor

_¿Cerca del portón?.

Él se quedó en silencio por un rato y esta vez se si atrevió a mirarme, aun con esa expresión ausente supe que esta pregunta le tomó por sorpresa.

_Sí señor.

_Interesante _ le sonreí y esto pareció relajarle _seguramente estando tan cerca del portón has escuchado muchas cosas importantes no es así?
Y así como se relajó sus ojos se expandieron, de forma alarmante

_Cosas bastante confidenciales que no debías escuchar, como cuando escuchabas nuestra conversación de hace un rato, es raro, se supone que cuando barres, debes moverte, no quedarte en un solo sitio _ vi como un temblorcillo recorrió su espalda.

_N..no es lo que piensa señor yo no.

_Te are un último cuestionamiento sila
Se quedó callado y cualquiera pensaría que por la cara q tenia estaba a punto de ponerse a llorar.

_Un pájaro ha vivido enclaustrado en una jaula desde muy joven, desde incluso antes de que sus alas crecieran lo suficiente para volar, cuando creció sus dueños decidieron, que era momento de cortarle las alas, así que así lo hicieron, luego de algún tiempo le volvieron a  crecer,  el pájaro se hizo más sabio y descubrió una forma de escapar, por la ventana, esa que dejaban abierta en los calurosos veranos, aun así seguía enjaulado, por lo tanto el solo se dedicaba a mirar hacia fuera todos los días añorando la libertad. Dime Sila,  ¿qué le hace falta a ese pájaro para ser libre?

Se quedo mirando un buen rato sus pies  en silencio, como si no comprendiera mis palabras, pero cuál fue mi sorpresa que justo antes de que yo respondiera por él, las palabras exactas salieron de su boca.

_Abrir la jaula.

Le regale un aplauso y me acerque, por instinto retrocedido un poco pero  lo tome del brazo.

_Entonces ¿porque si ya sabes abrir la ventana no has volado?

Patee levemente los grilletes que resonaron en el piso he inundaron de eco el pasillo en el que estábamos antes de ingresar por completo a la casona.

Lo vi fruncir el ceño y mirarme directo a los ojos y sé que no debía inmiscuirme en asuntos que no me correspondían, pero ¿qué más daba?, no sería la primera vez que ayudaba a ese crio.

_Aun así recuerda que un ave lista esperaría el momento preciso para emprender su camino.
Y el “crak” de los grilletes me trajo recuerdos
Solo recuerdos de ese niño hace algunos años.

Una vez…

En una cueva.

A fin de cuentas el sabia las palabras mágicas.

Y yo solo le abrí la jaula.

_Te he visto antes, se quien eres, ese día en la cueva tu eras ese Alondre ¿verdad?_ dijo Sila, note la misma mirada en su rostro, la misma expresión de aquel día, el lo sabia, yo lo sabia desde que lo vi en el portón

sonreí, puse el dedo indice sobre los labios y repetí aquello que no había hecho en los últimos 6 años.
el sabia que significaba.
que yo también lo recordaba.

pude mi dedo en los labios y solté entre los dientes un _ssssssshhhhh...



(lamento mucho la demora de este capitulo y también si se hace demasiado extenso, aun así espero que lo disfruten)


Las gemas De Quebraen #4

Capitulo 4

Renacer  


¿Sabes que es irónico?... que al despertar lo primero que divisara fuera una araña, contando con que las he odiado desde que recuerdo con todas esas patas asquerosas, peludas y desagradables.

Ahora que lo pienso Jacob solía molestarme mucho con ellas, me las arrojaba en la coronilla o me las metía por el cuello de las camisas, una vez incluso Mithy y  el en ese entonces de 9 años  me encerraron en las viejas mazmorras  del castillo, que por supuesto estaba atestadas de ellas,  desde esas pequeñas de patas muy muy largas que se encuentran en cualquier esquina hasta las horrendas tarántulas con su montón de ojillos y sus colmillos amenazantes 

Sabes que es aún  más irónico, que haya tenido que suceder todo lo que de golpe estaba repasando en mi cabeza para que me diese cuenta que Jacob en realidad siempre fue un bastardo.

Y pues cuando piensas que ya ha llegado tu hora y descubres que un milagro salvo tu trasero deberías sentirte alegre por ello pero luego de muchos minutos de estar así mirando a la maldita araña  que tejía en una esquina de aquel techo viejo descubrí que el hecho de estar con vida no me hacía feliz.

Por un instante casi efímero había pensado que tal vez habían vuelto por mí, pero aun cuando quise cree esto la rabia seguía brotando y pensé que aun si me había salvado no se borraría  lo  que ya estaba plantado en mi corazón.

Si es que ahora tenía un corazón…

Pero cuando percibí  aquel aroma  que pude identificar como de sopa  supe que no estaba en el castillo,  desde que Jacob había gritado que odiaba la sopa  mientras le arrojaba el plato caliente a la pobre cocinera nunca más nadie se atrevió a siquiera nombrarla  dentro del palacio.

El lugar cual fuera donde estuviera era cálido, la luz del sol se filtraba por la ventana arriba  de la cama que por cierto era la cosa más dura en la que había estado, aun cuando en varias ocasiones había quedado inconsciente sobre el suelo del coliseo de entrenamiento en una de las tantas “practicas” del mal nacido de Jacob, que se resume en que el me utilizaba como saco para golpear.

Ya te imaginas el dolor de espalda al despertar luego de 3 horas.

Hasta entonces no me había fijado en que aquella ventana tenía barrotes, ¡a si! y el pequeño detalle  de que solo uno de mis ojos estaba enfocando, cuando alce la mano y toque la parte izquierda de mi rostro esta estaba cubierta con algo que preferí dejar allí, por el  punzante dolor que me produjo siquiera rozar esa área.

Trate de levantarme aun cuando ya había recordado que mi pierna también había sido herida, me tomo un poco procesar que todavía y realmente estaba con vida… el dolor insoportable se encargó de recordármelo.

El piso si es que a eso podía llamarle piso , era otra cosa, frió muy frió como la lengua de un sapo, sucio lleno de lodo,  veía cucarachas en cada esquina cruzando de un lado a otro como si no les importara que era pleno día.

Me quede un buen rato mirándolas en especial aquella  que estaba en el bordecillo de un tazón sobre una fea mesilla mal trecha de madera que se veía ya bastante podrida, tazón que se suponía tenia aquella sopa que había olfateado y que dejaba impregnando de aroma a verduras el poco espacio que había.

Su amiga,  otra cucaracha claro, un poco más grande  flotaba sobre la sustancia naranjosa muerta por supuesto con las alas extendidas como si hubiese querido volar para salvarse,  pensé que probablemente la pobre había fallecido ya hacia medio día por que la sopa comenzaba a ponerse rancia y las moscas acompañaban el cadáver posándose también en los bordes del tazón.

Solo ver aquello me dio nauseas, o se suponía que me las diera aun cuando mi estómago rugió importándole muy poco la escena asquerosa que estaba presenciando.

Hambre si, tenía mucha hambre…

Y aun con la tentación de ir por esa sopa no me atrevía ni por chiste a poyar la pierna…

Solo me quede sentado en el borde de esa ¿cama? Pensando en cuan desgraciado podía ser, pero por más que tratara de sentir compasión por mí, de echarme a llorar como lo ameritaba porque ¿acaso no se suponía que yo era un cobarde llorón? aun con eso lo único que sentía en ese momento era la infinita impotencia de no poder clavarle un cuchillo en el pecho a alguno de los que había hecho que ahora estuviera encerrado en una celda de Quebraen.

Tenía tanta rabia, dios sabe cuanta rabia tenia…

_Escucha mujer no desperdicies tu dinero así, ni siquiera sabemos quién es_ el trasteo de unas llaves hizo eco en todo el lugar, ni siquiera me había interesado por tratar de chismear fuera de mi celda, ¿para qué? Todas las prisiones eran iguales  ¿no?

_Yo decido en que gastar mi dinero, además no pudieron probar nada contra ese pobre niño, es al único que no han reclamado pobrecillo_ las voces se hacían más cercanas hasta cuando en menos de un parpadeo ya estaban allí parados frente a los barrotes de ese lúgubre lugar caluroso.

Dos personas, un hombre tal vez de los más altos que he visto en mi vida, tenía una barba de chivo muy peculiar que de estar de buen humor seguramente me había reído y una mujer,  mayor, tenía el cabello rojo sangre, me recordó al de Rokxa enrulado y desarreglado increíblemente a pesar de que parecía de bastante edad no tenía ni una sola cana, traía más ropa encima de la que parecía necesitar   no sé si es por eso que lucía algo regordeta.

La mujer me miró fijamente, como si viese la cosa más curiosa del mundo, no fue con burla, no fue con desprecio, fue con curiosidad.

_Buenos días jovencito, es la primera vez en 4 días que te veo despierto, tienes un hermoso ojo ¿color?_ hizo un ademan con la mano y el sujeto alto haciendo resonar las llaves rápidamente abrió la celda.
La señora traía en sus manos un cuenco con agua y vi vendas colgando de su hombro.

_Color verde_ dijo, me sonreía como si yo fuese un viejo conocido y sin temor alguno ágilmente se sentó a mi lado, el peso hizo crujir la cama incluso ladearse un poco.

_ ¿Quién es usted?_ fue lo primero que pensé.

_Aquí la pregunta muchachito mal educado es ¿Quién eres tú?_ no me había percatado en el momento en que el hombre barba de chivo había entrado y se había puesto justo frente a mí, pareció ver el plato con sopa de cucaracha por que hizo una mueca de asco y volteo el tazón tapándose la nariz.

_Vamos déjalo ya Moisés; Ah sí, si  recuerdo que eres bastante apuesto aun con el rostro así_ roso con su mano arrugada la parte de mi cara que estaba lastimada y casi por instinto me aparte de ella.

Admito que no me esperaba algo así, me esperaba enormes guardias con dientes faltantes que llegaran a darme una paliza o a arrojarme agua fría como los que Dunne, no a una anciana y aun tipo con rostro de cabra.

_Y dime querido fuiste también a recolectar habiras ¿no? como el resto de los aldeanos, eso fue muy arriesgado, las cuevas de los límites son peligrosas ya ves como acabo todo_ no entendía absolutamente nada de lo que ella quería decir…

_Porque eso fue ¿cierto?_ y recibí un peñizco en el muslo y una mirada peculiar por parte de la anciana, como si quisiera que le siguiera el juego, en lo que sea que fuera lo que estaba diciendo.

_Fuimos informados muchacho, un grupo de traficantes de  habira se atrevió a acampar en la cueva de azis cerca del muro que nos divide de Alondre, ¡hacer algo tan peligroso!, al final tuvo sus consecuencia,  ese grupillo de Alondres mal nacidos se atrevió a cruzar el muro no sé cómo y a matar despiadadamente al grupo de aldeanos, pero deberías saberlo ya muchachito idiota que el estar cerca de los limites tiene sus consecuencias si no es la muerte es la cárcel_

Estaba en shock el tal Moisés hablaba  rápido muy rápido era como si me estuviese regañando más que juzgando, era como un padre regañando a su hijo por que se pasa de la hora de llegada a casa, o por que juega más allá de donde lo pueda ver.

_Oh me siento tan culpable, el viejo Thomas me dijo sus intenciones  pero no creí que fuera tan arriesgado, cuando llegue  la cueva con Moisés solo hayamos a tres personas vivas, aquel niño, ya sabes Moisés el nieto de Thomas;  Ese joven Thabian  creo que es su nombre, pobre estaba tan mal herido  aun el pobre no a recuperado la conciencia aun que ya fue llevado en carreta a su hogar y por ultimo a ti querido, tirado cerca de la entrada, para ese entonces ya el segundo grupo que  había ingresado más en la cueva los había encontrado_ ella seguía mirándome con aquella expresión casi sin parpadear y podría jurar… podría jurar que sentí como me susurraba que dijera que sí.

_S..si _ solté antes de que pudiera darme cuenta de que realmente lo estaba diciendo.

_Bien muchacho dinos ¿cuál es tu nombre?_

_Moisés ¿podrías ir por mas vendas? creo que estas son muy pocas_ interrumpió la anciana

_Pero mujer no ves que estoy preguntándole algo importante, ninguno de los aldeanos que estuvieron en la cueva sabían quién era este jovencito, sé que dices que ya lo habías visto pero aun así es importante que él me diga…_

_¡Ay ya bastan Moisés! has lo que te pedí, luego podrás preguntar lo que quieras ve rápido _ el hombre casi grazno cuando salió de la celda dando zancadas y murmurando seguramente groserías, escuche sus pasos alejándose y el silencio reino en la celda…

Así estuvimos por varios segundos en los que ella solo me miraba fijamente.

_En realidad_ susurro ella acercándose un poco más a mí, despedía un olor a lavanda aun cuando esperaba que por su apariencia oliera algo mal.

_Yo llegue un poco antes que Moisés a la cueva_ sus ojos azules me hipnotizaban, casi me asfixiaban.
Volvió a poner las manos en mi rostro y comenzó a quitarme la venda que cubría la parte izquierda de mi cara.

_Y la verdad es que, no recuerdo haberte visto jamás por el pueblo…_ sentí como si mi corazón diera un vuelco… vaya así que aun tenia uno…

_Pero no podía permitir que mataran a un jovencito tan interesante, ¿no es así querido?_ tome sus manos y las aparte pero no las solté.

_¿Quién es usted?_

_Me llaman Moragana, aunque no puedo decirte que es uno de mis nombres preferidos_

_ ¿Porque mintió? si yo sé que usted nunca me ha visto_

_Oh querido eso es porque no todos los días tengo el privilegio de conocer a un Alondre _ esto último lo dijo en un hilo de voz tan bajo que por poco no la escucho_ ¿vienes de Dunne no?, es peculiar que te dejaran abandonado aun cuando parecías con esperanzas de sobrevivir aun con tus heridas, también es muy peculiar conocer a uno que nunca haya manchado sus manos con sangre_

En menos de un instante ya tenía mi mano entre las suyas y hurgaba la palma como si estuviera leyendo algo muy interesante.

_Si lo veo, eres extraño, ¡pero con lo que a mí me gusta la gente extraña!_ exclamo sonriendo de oreja a oreja sin quitarme la vista de encima sin ápice de sarcasmo  _y eso de que nunca te he visto no es del todo cierto, dije que no te había visto en el pueblo no que nunca te haya visto antes en otro lugar_

Sip en definitiva estaba bien loca.

_No sé de qué habla, jamás le he visto _

_Yo sí y según yo te he salvado la vida jovencillo la gente confía mucho en mí, así que no dudaran que eres un viajero al que Thomas recluto para ir a extraer habira de la cueva, por los aldeanos que no te reconocieron no te preocupes ni siquiera ellos dudaran de mí, por algo soy la gran bruja de Dabaras!_

Brujas, había leído de ellas, ya en Alondre el país de donde provengo no existe ninguna, según los libros de historia, los pocos que había, ellas fueron exterminadas por tratar de revelarse contra el rey el mismísimo Alejandro juraba haber matado a algunas cuantas, Quebraen era uno de los pocos países en conservar todavía algunas, una razón más por las que Alondre quería destruir por completo a Quebraen…

_¿Dabaras? _ susurre aun metido en mis propios pensamientos donde muchas imágenes la  veía a ella tratando de subirse a una escoba.
Simplemente imposible.

_Si querido la provincia en la que nos encontramos, así como Dunne es la provincia que colinda con el límite de Alondra, Dabaras es como se llama el lugar donde se encuentra el límite para Quebraen, que no se te olvide es importante que recuerdes eso si te preguntan, podrías dejarte en evidencia_

_¿Porque usted hace todo esto?, ¿porque me ayuda?_

Sonrió y me miro con algo que jamás alguien me había expresado.

Ternura.

_¿Acaso debe haber razones por que la gente haga cosas buenas por otros? bien te diré que es porque eres muy joven para ser juzgado por errores ajenos, porque si sobreviviste por algo ha de ser, y porque hay tanto en tu interior que podría ser de mucha utilidad en el futuro que veo para ti _ puso su mano sobre mi corazón y sentí una oleada de algo caliente que subió hasta mi garganta.

_Te espere por mucho tiempo querido_ susurro y volvió a hacer algo que hasta ese día era desconocido para mí.

Beso mi mejilla esa que estaba herida aun sobre la tela… no sentí dolor alguno.

Y así como si me acuchillaran, como si me echaran aquella agua fría que había esperado recibir  vinieron a mí todos los recuerdos de mi vida en Dunne…

Todos y cada uno de ellos, las humillaciones, los golpes, las burlas, las mentiras, las traiciones.

Jacob dándome la espalda, mi madre, Alejandro, Adalia… todos y cada uno de los habitantes de ese maldito país en el que nací

Y por último aquellas personas que habían muerto en la cueva.

_Dime querido ¿cuál es tu nombre?_

Aldeanos, no soldados, recordé aquel sujeto pelirojo de unos 20 años que penas podía sostener la espada, ese anciano que me había apuñalado por seguramente defender al niño que me miro como si yo fuese un monstruo  pero que no hablo para acusarme y decir que no era uno de ellos si no un maldito Alondre.

Recordé la sensación tibia y deliciosa, el ardor que me quemaba las entrañas.

_ ¿Dime no tienes un nombre?_

Vino nuevamente esa ola de odio que ahora me hacía sonreír…

Si sonreía…

Sentí mis labios estirarse aun sin saber el porqué, seguramente porque ya me había vuelto loco.

_No_ dije y supe que mi voz sonaba diferente y supe que Jim había muerto, había muerto en la cueva.

_Está bien, ¿no te importa si te doy uno?_

Y supe que había renacido, renacido en alguien que algún día…

Que algún día los haría pagar.

Oh sí.

Los haría pagar a todos…

_Estaré encantado…_ 



(Algo así había imaginado al Jim de 14 años mírenlo bien sera la ultima vez que lucirá de esta manera)


Las gemas De Quebraen #3


Capítulo 3

La cueva de mi alma


He estado a lo largo de mi corta vida preguntándome  muchas cosas, cosas triviales, cosas como:

¿Realmente seré adoptado como me gritaba Jacob de niños?
¿Realmente me terminare casando con un mono como solía decirme Rokxa?
¿En realidad la luna es de queso?
¿Por qué mi madre usa tanto maquillaje?
¿Acaso nadie me quiere?

Pero hoy todas esas trivialidades parecían ser cosas estúpidas.

Porque aun cuando mi curiosidad siempre fue un problema para los demás nunca deje de preguntarme.
Era mi acto personal de rebeldía

Me di cuenta de ello apenas hace unos instantes cuando mi mente formulo el que sería tal vez mi último cuestionamiento

¿Qué tan rápido moriría?

Porque mi muerte estaba asegurada si nos atrevíamos a pasar los limites.

Parecía que era el único que tenía esta preocupación, todos los demás hablaban entre si y reían como si nos dirigiéramos a un día de campo en los llanos, supuse que Jacob tenía razón, eso de ser valiente no era lo mío y aun así

¿Por qué sentí coraje cuando él dijo que no había nacido para ser fuerte?
¿Por qué no había protestado más luego de eso?

Era como si estuviera aceptando su reto, como si estuviera dispuesto a demostrarle lo contrario aun cuando hacerlo ya no significaría ningún cambio.

Y en menos de lo esperado lo tuve de frente, el enorme muro que dividía las dos naciones  lleno de musgo y enredaderas que se adherían a él como si fuesen parte de una misma cosa.

Jamás había visto detrás de él, pero había escuchado historias, una tierra desolada, horrible, mal trecha, llena de seres bárbaros sin ningún tipo de compasión ni respeto por la vida, seres que necesitaban morir.

Me costaba imaginar gente peor que con la que estaba caminando en ese momento.

Mire hacia arriba del muro pero extrañamente no visualice a nadie cerca.

_ ¿No se supone que debería haber un guardián aquí?_

_No, hoy tenemos libre el área, suelen vagabundear los días de celebración, claro se supone que nadie lo sabe, este sitio esta tan sumergido en el bosque que casi nadie viene_ parecía que Adalia sabia más de lo que aparentaba, bueno su padre era guardián líder, seguramente de alguna u otra forma había logrado sacarle aquella información que hoy era utilizada en mi contra.

En mi opinión era que tomaban algo de confianza al pensar que nadie sería tan idiota para tratar de cruzar.

Ya sabes por eso de los Quebraenos enemigos del otro lado, la muerte horrenda y sangrienta, las leyes que lo prohíben cuando eres un novato sin supervisión etc.

Cosas obvias, obvias al menos para mí.

_!Bien!_ dije_ ya vinimos ya vámonos_

_ ¿Que irnos?, claro que no,  vamos a cruzar_

_Eso es imposible que no vez el muro eso…._

_Cállate Jim_ sip y el jefe hablaba una vez más, porque lo que él decía se hacía, pero había varios puntos en su contra en aquella ocasión.

La primera y principal  era el muro, enorme grueso, impenetrable para ninguna de las dos partes, no pude aguantar las ganas de tocar la fría roca cuando estuvimos lo suficientemente cerca de él.

Vi a todos sonreír cómplices, como si supieran algo vergonzoso de mí que solo ellos compartían.

_Si quieres rendirte puedes hacerlo Jimbo, todos sabíamos que no llegarías ni a la mitad del camino_ dijo Frank que ya había empezado a tantear el muro como si esperase encontrar algo.

_Bien si eso evita que hagamos esta tontería me parece bien, me rendiré pero vámonos ya, el festejo comenzara pronto aún es muy de día, alguien podría vernos_ sé que estarás pensando, “eres un idiota cobarde Jim” pero eso no es nada nuevo.

_Bueno entonces lárgate mariquita, no vinimos aquí solo por ti, ya todos sabíamos que te echarías para atrás, Jacob no los dijo desde el principio pero necesitamos divertimos un rato ¿no es verdad?_
Jacob por su parte sonreía de oreja a oreja triunfante, seguramente orgulloso de su acierto

_Te lo dije_ me empujo a un lado cuando paso junto a mí para tocar también el muro_ no sirves para esto_ susurro y algo se rompió dentro de mí, algo que creí roto hace mucho.

_está bien, lo sé, pero ya vámonos ¿quieres?_ hizo una mueca de desagrado y me miro con seriedad

_No, vinimos aquí por otra cosa_
Sopese un momento que podría ser aquel motivo, pensé que eso de cruzar la frontera era una broma pero….oh no, no podía ser aquello, no podía ser tan imprudente.

_ ¿No estarás pensando ir a esa cueva verdad?_ y su rostro me lo dijo todo, la cueva de las almas, así le llamábamos, era un símbolo para espantarnos con historias de niños y para hacernos sentir orgullosos de nuestro gobernador de adultos.

Un símbolo de victoria.

Del gran Alejandro.

Se dice que en su ceremonia de  iniciación un día como hoy paso los límites, cruzo la frontera y exploro los terrenos  de Quebraen.

En las cercanías del muro hayo un cueva, más profunda, más amplia de lo  que se podría imaginar, allí encontró a un grupo de soldados Quebraenos escondidos, seguramente planeando una emboscada, según las leyendas demasiado modificada con el trascurso de los años.

Dio muerte solo a todos y cada uno de ellos y trajo consigo el casco de una de las tantas armaduras ensangrentadas hechas por los Quebraenos.

Casco que aun reposaba en la pared arriba del trono.

Así que desde entonces se decía que.

La mayor gloria para un novato seria…

_Conseguiré uno de esos cascos y tal vez con suerte hasta lograre matar a algún mal nacido Quebraen_
Oh no, no, no, no, no.

_Estás loco_ susurre, era algo estúpido _ y tu vendrás conmigo, serás testigo _ ¿qué cosa?? ¿Que yo debía ir?!!

_Pero, ¡pero no tengo un arma!!_

_No necesitas una, conmigo basta soy lo suficientemente fuerte para matar a cualquiera que se interponga_

_¡Lo encontré!!_ y caí en cuenta de que aún había más gente allí, me fije en Adalia que sonreía feliz mientras empujaba uno de  los ladrillos del muro  que eran del tamaño de mi cuerpo como si pudiese siquiera moverlo, y pensé si ella también iría, era peligroso , no debía exponerle así a aquello pero a él no parecía importarle más que conseguir el honor que tuvo nuestro padrastro y nada le aria cambiar de opinión.

Mithy la hizo a un lado  y comenzó a empujar, escuchaba algo, era un ruido extraño y comprendí que habían conseguido hallar una entrada, una entrada justo en el muro.

_Desde cuando saben de esto, porque no lo se lo han dicho a los guardianes, algún Quebraen podría entrar_

_Cállate gallina_ por un momento me pareció que Sebastián estaba igual de asustado que yo, ya que al hablar su voz no sonó con el mismo todo grosero que se le acostumbra, más bien fue como si balbuceara

_Alejandro mismo me lo dijo_ ahora Sebastián y Frank ayudaban a empujar y con éxito lograban mover la enorme roca luego cuando hubo un pequeño espacio entre esta y la pared  la tomaron de los bordes para traerla hacia nosotros, obviamente para que esta no quedara hacia el lado de Quebraen si no ¿cómo lograrían ponerla en su sitio luego?

Claro, Alejandro sería el único lo suficientemente estúpido para decirle a adolecente menores de 18 que fuesen directo a una muerte segura y horrenda.

Y además era, como ya mencione según las historias, el único que sabía cómo cruzar la muralla sin pasar por la aduana.

_Ya está _ dijo Yulie y algo desagradable subió desde mi estómago hasta mi garganta, sé que no era el desayuno porque ni a eso me había dado tiempo… Ahora desearía hacer tenido mi último desayuno.

Un viento frió se filtraba por el pequeño espacio del muro, no sabía bien como aquellos hombretones de 16 años pasarían por ese hueco, porque vamos Mithy no era precisamente peso pluma.

Era Aún cundo estuviésemos tan cerca como  otro mundo, un sentimiento creció en mi interior era como si mi corazón fuese a salirse, como cuando leía esos libros a escondidas, de aventuras y héroes osados  “¿leer? Eso es de mujeres y de hombres débiles” dijo Alejandro cuando uno de sus chismosos sirvientes le dijo que me veían escabullirme a la biblioteca de mi madre (que ella ni por error usaba) solo la tenía para presumir con sus amistades de una falsa inteligencia.

Si,  era algo así como una emoción extraña, que se entremezclaba con el miedo terrible que vibraba en cada poro de mi piel.

Emoción por lo desconocido...

Temor por lo peligroso de la situación...

_Bien que Jim vaya primero_ no me di cuenta que me había quedado parado en primera fila frente a hueco del muro como ido como si no tuviese control de mi cuerpo.

_¿Que?_

_Si ve tu primero Jim, eres el ayudante ¿no? Sirve para algo_ mire a Jacob que estaba hasta atrás, no me dijo nada solo asintió

_¡Pero yo no tengo armas¡¡_

_No las necesitas, hace muchos años que la frontera está deshabitada ningún Quebraen se acerca por estos lados si no quieren ser blanco de los arqueros, no seas cobarde y muévete_ si, Frank sabia como dar ánimos!

Y sabes que a pesar de todo, a pesar de todo lo que sucedió jamás me arrepentiré de ser el primero en ver aquello.

Todo sobre lo que leí, todo lo que escuche, todo era una mentira.

Quebraen era completamente otro mundo.

Un extraño frió se filtraba por mis huesos cuando me agache y me arrastre por el hueco.

El bosque aun que era espeso dejaba un espacio para que la luz del día se filtrara entre las hojas de los árboles, era como un claro, el mismísimo suelo era algo diferente.

¿Has escuchado eso de que ves el pasto más verde en la casa de tu vecino?, pues se aplicaba aquí, el fangoso suelo de Dunne no se comparaba con el suelo de Quebraen  lleno de llano y de tréboles, ahora comprendía por que las enredaderas cubrían el muro, eran enredaderas que venían de Quebraen.

Hermoso, y amplio,  podía ver el horizonte del bosque casi interminable, podría caminar allí por horas sin sentir miedo.

_Wow_ si Adalia había dicho las palabras que yo quería escupir

Sentí nostalgia, nostalgia de un lugar en el que jamás había estado.

¿Será que debí nacer en Quebraen?

No, aun cuando el lugar parecía más hermoso que Dunne simplemente la gente era una desgracia, o ¿eso sería también una mentira? Y ¿qué tal si los barbaros éramos nosotros y yo había estado del lado equivocado todo este tiempo?

_¿Que haces? Muévete_ grito Sebastián cuando me quede parado mirándolo todo como si acabase de nacer otra vez.

_Este sitio no es como lo imagine_ susurro Yulie, como si me hablase a mí, pero sabía que solo pensaba en voz alta.

El aire era fresco, ni muy frio, ni muy caliente, la única razón por la que sentí escalofrió al pasar por el muro era que en Dunne casi siempre hacia calor.

¿Cómo era esto posible? Si nos encontrábamos uno al lado del otro? ¿Cómo podía ser tan diferente Si apenas estábamos un palmo?

_Ya casi llegamos la veo_ si Jacob tenía razón, yo también la veía y no me gustaba, era una enorme abertura que parecía dirigirse al mismísimo  infierno aun rodeada de musgo y arboles lucia como la boca de una bestia, aquella cueva me recordaba eso, fauces abiertas lista para comernos.

Estaba muy muy cerca del muro, es más podía divisarlo a la perfección desde la entrada de la cueva que era donde estaba en este momento.

_Hola~_ grito dalia y casi automáticamente Jacob la mando a callar.

_Vamos no te pongas así, no ves que es imposible que haya alguien aquí_ respondió esta con rostro burlón.

_Eso no lo sabemos_ susurre y todos parecieron prestarme atención por primera vez en mucho tiempo, para algo que no fuese burlarse de mí.

_Pues ve a comprobarlo_

_¿Qué?, y yo por qué? No lo are_ si ahora sí que no, yo no quería ir, ellos sí, que tal si había algún Quebraen allí dentro, no era bueno con las armas y aparte ni poseía una.

_Jim tiene razón_ al fin se inmuto, o se acordó por de que era mi hermano.

_Llévate esto_ me entrego una de las dagas que traía colgada del cinturón, más que una daga parecía una mini espada pesada y filosa, solo mirarla mucho tiempo podría cortarme.

Si exagero, lo sé.

_Pero Jacob_

_No te preocupes, estaré justo detrás de ti, además tú tienes mejor vista_ que mejor vista ni que caraj… sé por qué lo hacía, para seguir dándome lecciones, quería hacerme admitir que era un cobarde, era eso o que el cobarde fuese el, pero alguien que se enfrenta solo a un lobo en su examen de graduación no puede serlo verdad?

Mire a dalia que estaba allí parada con la luz del son iluminando su cabello rubio, toda aquella humillación que había sufrido anteriormente ella la había presenciado, la única razón por la que no me había avergonzado de mas era que no fue la primera vez y que ella no parecía estar interesada en esas cosas, era una de las pocas personas amables conmigo.

Y no.

No podía  rebajarme más frente a ella.
Se dio cuenta que la miraba y me regalo una sonrisa que me dio ánimos de más.

_Bien_ dije y comencé a ingresar en la cueva mirando en todas las direcciones posibles cosa que no había hecho cuando recién pase el muro, estaba tan distraído apreciando el paisaje que no me fije que había enemigos cerca.

Pero así de despistado era yo.

La cueva era todo lo que imaginaba, oscura pero no demasiado, tal vez esto se debía a la roca de luz que traía Yulie en su bolso amarrada a su cintura que comenzaba a cumplir su función, lo alumbraba todo de un violeta eléctrico.

Marcaba las sombras de forma tenebrosa y cualquier sonido extraño llamaba mi atención.

No había mucho que describir de ella, era una cueva común, roca, tierra, eco nada fuera de lo normal.

_Mira esto_ exclamo Frank.
Y me fije en lo que estaba a punto de pisar, era una armadura y adherida a esa armadura había un esqueleto ya no olía a nada,  ni había rastro de carne en el pero aun así me dio asco solo verlo.

_Esta es prueba de la victoria del gran Alejandro_ lo único bueno de esto era que cuando tomara el casco podríamos irnos de allí y yo regresaría a refugiarme en la biblioteca lejos de la celebración y de la humillación.

_Si tienes razón, pero no veo el casco por ningún lado_

_Y si nos llevamos una espada es mejor que un estúpido casco_ respondió Mithy riendo como un idiota sin comprender lo que acaba de decir.

_¿Qué cavaba de decir? Que un asco es algo estúpido?_ este paro su risa al recordar que ese era el objeto que el gran Alejandro tanto presumía, y por el que nos obligaba a escuchar la misma maldita historia, obras de teatro, canciones y hasta poemas  todo el tiempo que se le antojara.

_No, no quise decir eso solo que_ tartamudeo ante la cara de enfado que tenía Jacob_ lo que quiero decir es que sería mucho más honroso si su hijo trajera algo más osado que un casco_

El silencio sepulcral se volvió incomodo mientras yo muy en el fondo esperaba que Jacob le partiera la boca a Mithy solo por el gusto que me daría verle sangrar.

_olvídalo, vamos por esa espada_

Diablos.

No veía una espada cerca así que supuse tendríamos que ir más dentro de la maldita cueva.
Y así fue seguimos caminando y los cuerpos cada vez se hacían más, esqueletos con armaduras, algunos sin cabezas, otros sin brazos pero ninguno con espada, lo cual era raro.

_Algo no me está gustando de esto_ susurre.

_Eso es porque eres un cobarde y ya estas llegando a tu limite_ me dijo Sebastián al odio soltando una risotada que se extendió por toda el lugar.

_No me refiero a eso,  me refier…_ y me quede sin aire cuando visualice una luz… no era luz violácea de la roca, era anaranjada, como la que provoca el fuego, como la que se veía cuando prendías una fogata, aún estaba algo lejos del largo túnel pero podía jurar que había sombras, es más podía jurar que escuchaba voces, susurraban, susurraban cosas.

_Hay gente, hay un campamento allí_ exclame  escandalizado, mi voz sonó chillona, desesperada.
Cuando voltee todos se había quedado parados en seco, con los ojos muy abiertos y las espadas ya afuera de sus fundas.

_Es mi oportunidad_ dijo Jacob su expresión paso de alarma a excitación con una rapidez elogiable.

_¿Qué dices??_

_Vamos, son soldados seguramente, les mataremos y llevaremos sus espadas ensangrentadas, sabes cuánto honor nos esperaría?, lo sabes Jim_

No, no lo sabía, no quería saberlo quería irme, irme de allí, porque ellos eran soldados veteranos y nosotros un montón de adolescentes idiotas que no debían estar allí.

_Si vamos será la mayor gloria_ en ese momento no me interesaba Jacob ni sus amigos, me interesaba 

Adalia, pero cuando la mire la vi tan o más excitada por esto que el mismo Jacob.

Oh no, esto no estaba bien.

_Espera,  que tal si no son soldados, no nos han visto, aun podemos irnos_ pero ya nada sirvió, ya nada de mi parte fue escuchado por que Jacob y su comitiva ya corrían en dirección al grupillo de personas.

Y todo lo que siguió fue como una especie de pesadilla, no supe en que momento, aunque la verdad dude si irme o seguirles, pero no podía, estaba entre ellos mi hermano y la persona que me gustaba.

No podía huir lejos pero tampoco me veía incrustándole mi daga a alguien vivo.

Aun así corrí, corrí hacia ellos mientras los oía gritar y veía al grupo de personas percatarse de nuestra presencia.

En cuestión de segundos ya se hallaban luchando, escuchaba el sonido de las espadas salir de las fundas.

No eran muchos, unos 8, hombres todos, pero por alguna razón estos no cargaban armaduras, ni parecían tan fuertes como los había imaginado, es más me parecieron comunes en especial aquel señor, que luchaba con Jacob, parecía mayor de unos 40 y tantos, su rostro nunca lo olvidare, tenía el rostro desolado, aun mas que cuando vi como mi propio hermano, le cortaba el cuello.

Y entonces me paralice, porque jamás había visto a alguien morir, porque jamás había visto a alguien matar, y en ese momento aun cuando Jacob grito victorioso,  yo sentía repulsión, repulsión de verlo reír mientras ese hombre de 40 y tantos se tomaba el cuello con las manos.

Retrocedí mientras los otros pelaban, escuchaba golpear, cortar, gritar.

Vi a Sebastián atravesar  en el pecho a un sujeto pelirrojo que parecía tener no más de 20 años.

Y cuando me di cuenta de mi posición ya había chocado contra una enorme roca donde parecía haber estado durmiendo.

Algo se arrastró, escuche como algo se arrastraba por el suelo y cuando voltee con mi daga fuertemente tomada del mango, lo vi, asustado aún más que yo, con ojos llenos de lágrimas, con sus manos sucias tapándole la boca.

Un pequeño.

Un niño.

Escondido detrás de la roca, no supe que hacer, ni siquiera podía respirar.
¿Qué hacia un niño con un grupo de soldados?
Tenía los ojos rojos inundados por completo, tenía miedo...

Tenía miedo de mí...

Y casi como un acto involuntario, mi dedo índice viajo hacia mis labios e hice algo, algo como un shhhhh.
Por qué así como ese pequeño estaba yo igual de horrorizado.

_Jim_ grito Jacob y cuando regrese el rostro para ver que sucedía, cuando por fin Salí de mi ensimismamiento me recibió el dolor.

Un corte fino, un corte con la punta de una espada en la parte izquierda de mi cara, la sangre me cubrió el ojo y la boca.

Me acababan de cortar la cara, sé que grite desgarradoramente y arroje la daga al suelo para cubrirme el rostro,  el que me había atacado aprovecho esto para enterrar la espada en la pierna derecha.

Jamás ni aun con los azotes que a veces me proporcionaba Alejandro había sentido tanto dolor.

_Aléjate de el_ grito aquel sujeto, abrí mi ojo derecho y vi la cara del hombre, casi un anciano tenia barba blanca pero parecía aún bastante sano. Eso fue todo lo que pude apreciar de el antes de que una espada le atravesara el pecho, era Frank el que ahora me veía desde arriba, no parecía preocupado, es mas no creí siquiera que haya tratado de salvarme, sonreía, había sido solo para matar a alguien, no para rescatarme.

Caí en el suelo y estuve allí un rato hasta que Jacob me tomo del hombro, mi mano ya estaba completamente lleva de mi propia sangre algo le escuche gritar.

Algo que me costó entender, como un “viene más

_Debemos irnos de aquí viene muchos más_ todos parecían ilesos, excepto por Mithy que parecía haber sido herido en la rodilla, y aun que por fin lo había visto sangrar debo decir que en ese momento no podía disfrutarlo.

_¡Camina Jim!_ dijo Jacob arrastrándome.

_Necesitamos más ayuda con Mithy, no puede caminar, y Sebastián se ha lastimado el brazo, yo estoy llevando las espadas  de los Quebraenos no puedo hacerlo  y Frank no puede solo con el _ grito Yulie.

_¡Adalia, ayuda a Mithy!_

_¿Qué? ¿Yo?, no puedo con el ayuda tu Jacob_

_¿Que no vez que estoy ayudando a Jim?, entonces ven tú y ayuda a Jim y yo iré con Mithy_

_Tampoco podre con él, que no vez que si acaso camina, al menos Mithy hace un esfuerzo _ Adalia ya no tenía su acostumbrada voz dulce ahora sonaba alarmada, casi histérica.

_ ¡Vamos Jim camina! _ no podía,  lo intentaba pero resultaba muy doloroso y el sonido de los Quebraenos acercándose se hacía más intenso.

_ Dejare las espadas y ayudare a Jim_

_Estás loca Yulie para eso vinimos no dejaremos las espadas_ grito Mithy igual de histérico.

_Muévete Jim_ lo intente pero solo caí aun con el agarre de Jacob  y los Quebraenos ya estaba a la vuelta de la esquina.

_Si seguimos así moriremos todos_ grito Adalia sosteniendo el brazo de Jacob que me había dejado caer al suelo del todo.

_Lo se_ susurró mirándome_ lo se_

_No podemos perder tiempo Jacob vámonos_ ¿irse? De que estaba hablando.

_Pero Jim_

_Olvídalo debemos ayudar a Mithy él es más fuerte y camina mejor _alce el rostro y vi a Jacob frente a mí con Adalia halando su brazo, los otros ya estaban cerca de la salida, los escuchaba lejanos, vagos pero los escuchaba, al parecer Jacob había logrado arrastrarme hasta donde la luz del día ya se filtraba por la cueva pero aun así yo seguía en el suelo y el seguía sin inmutarse por levantarme.

_Jacob_ grito Yulie, él estaba como en un estado de shock no se movía, no parpadeaba si acaso respiraba.

_Jacob_ exclamo Adalia cuando ya casi podía verse a los soldados Quebraenos.

_Jacob_ susurre y mi voz salió rasposa como si fuese de alguien más, estire el brazo el que estaba lleno de sangre de mi rostro hacia él, lo estire lo más que pude pero no logreo alcanzar ni siquiera su tobillo y supe que era por qué se estaba alejando lentamente.

Alejando sin mí.

_Jacob ¿qué hace?_ dije.

_Vamos rápido, olvídate de él, no tenemos tiempo_ decía la chica que alguna vez considere como la más hermosa del mundo, y los mire a todos, parados en el umbral de la cueva, mirándome, mirándome sin compasión alguna. Sin atisbo de ayudarme.

_Jacob ayúdame_ grite lo más que pude, pero él.

El solo negó, su cabeza se agito de forma negativa y juro por los dioses que recordare siempre su cuerpo dándome la espalda, halando a Adalia y corriendo lejos.

Lejos de mi cuerpo en el suelo que se arrastró hacia el en una desesperada lucha por seguirle.

_Jacob_ le llame_ Jacob ayúdame, Jacob. Jacob, Jacob no me dejes_

Pero en un segundo ya no había nadie a quien gritarle, se había ido, se habían ido sin mí, aun estando tan cerca de la salida, aun estando tan cerca de salvarme, aun siendo sangre de su sangre.

Y sabes algo en ese momento con mi mano estirada hacia el vacío, con mi cuerpo sobre el suelo con la sangre saliendo de mi pierna.

Cuando el shock se difumino.

Comprendí tantas cosas, comprendí que la persona que decía quererme me había abandonado, comprendí que la chica que creía amar me había despreciado.

Comprendí que todos eran unos mal nacidos

Y allí en el fondo de mi alma en una cueva oscura, esa que se había mantenido sellada por años, esa llena de sentimientos que reclamaba por dejarlos salir,  todo eso que debí dejar escapar desde hacía años, que se iba acumulando cada día,  ese sentimiento en específico el que ahora predominaba en cada hueso de mi cuerpo…

El odio.

Por qué en ese momento los odie, a mi madre, a mi padre, a Jacob, a Dunne, a Adalia, a todos y a todo.

Los odie con todo lo que mi corazón moribundo  me permitió.

Era amargo y caliente, casi me quemaba las entrañas, se subía a mi garganta convertida en la más pura rabia.

Mal nacidos, desgraciados, malditos, desalmados.

Eso eran, solo merecían la muerte.

Y el sonido de personas acercándose dejo de darme temor, ahora solo quería gritar.

Gritar todo lo que sentía.

Lástima que en ese momento todo se volviese oscuro...