Capítulo 3
La cueva de mi alma
He estado a lo largo de mi corta
vida preguntándome muchas cosas, cosas
triviales, cosas como:
¿Realmente seré adoptado como me
gritaba Jacob de niños?
¿Realmente me terminare casando
con un mono como solía decirme Rokxa?
¿En realidad la luna es de queso?
¿Por qué mi madre usa tanto
maquillaje?
¿Acaso nadie me quiere?
Pero hoy todas esas trivialidades
parecían ser cosas estúpidas.
Porque aun cuando mi curiosidad
siempre fue un problema para los demás nunca deje de preguntarme.
Era mi acto personal de rebeldía
Me di cuenta de ello apenas hace
unos instantes cuando mi mente formulo el que sería tal vez mi último
cuestionamiento
¿Qué tan rápido moriría?
Porque mi muerte estaba asegurada
si nos atrevíamos a pasar los limites.
Parecía que era el único que
tenía esta preocupación, todos los demás hablaban entre si y reían como si nos
dirigiéramos a un día de campo en los llanos, supuse que Jacob tenía razón, eso
de ser valiente no era lo mío y aun así
¿Por qué sentí coraje cuando él
dijo que no había nacido para ser fuerte?
¿Por qué no había protestado más
luego de eso?
Era como si estuviera aceptando
su reto, como si estuviera dispuesto a demostrarle lo contrario aun cuando
hacerlo ya no significaría ningún cambio.
Y en menos de lo esperado lo tuve
de frente, el enorme muro que dividía las dos naciones lleno de musgo y enredaderas que se adherían a
él como si fuesen parte de una misma cosa.
Jamás había visto detrás de él,
pero había escuchado historias, una tierra desolada, horrible, mal trecha,
llena de seres bárbaros sin ningún tipo de compasión ni respeto por la vida,
seres que necesitaban morir.
Me costaba imaginar gente peor
que con la que estaba caminando en ese momento.
Mire hacia arriba del muro pero extrañamente
no visualice a nadie cerca.
_ ¿No se supone que debería haber
un guardián aquí?_
_No, hoy tenemos libre el área,
suelen vagabundear los días de celebración, claro se supone que nadie lo sabe,
este sitio esta tan sumergido en el bosque que casi nadie viene_ parecía que
Adalia sabia más de lo que aparentaba, bueno su padre era guardián líder,
seguramente de alguna u otra forma había logrado sacarle aquella información
que hoy era utilizada en mi contra.
En mi opinión era que tomaban
algo de confianza al pensar que nadie sería tan idiota para tratar de cruzar.
Ya sabes por eso de los
Quebraenos enemigos del otro lado, la muerte horrenda y sangrienta, las leyes
que lo prohíben cuando eres un novato sin supervisión etc.
Cosas obvias, obvias al menos para
mí.
_!Bien!_ dije_ ya vinimos ya
vámonos_
_ ¿Que irnos?, claro que no, vamos a cruzar_
_Eso es imposible que no vez el muro eso…._
_Cállate Jim_ sip y el jefe hablaba una vez más, porque lo que él decía se hacía, pero había varios puntos en su contra en aquella ocasión.
La primera y principal era el muro, enorme grueso, impenetrable para
ninguna de las dos partes, no pude aguantar las ganas de tocar la fría roca
cuando estuvimos lo suficientemente cerca de él.
Vi a todos sonreír cómplices,
como si supieran algo vergonzoso de mí que solo ellos compartían.
_Si quieres rendirte puedes
hacerlo Jimbo, todos sabíamos que no llegarías ni a la mitad del camino_ dijo
Frank que ya había empezado a tantear el muro como si esperase encontrar algo.
_Bien si eso evita que hagamos
esta tontería me parece bien, me rendiré pero vámonos ya, el festejo comenzara
pronto aún es muy de día, alguien podría vernos_ sé que estarás pensando, “eres
un idiota cobarde Jim” pero eso no es nada nuevo.
_Bueno entonces lárgate mariquita,
no vinimos aquí solo por ti, ya todos sabíamos que te echarías para atrás,
Jacob no los dijo desde el principio pero necesitamos divertimos un rato ¿no es
verdad?_
Jacob por su parte sonreía de
oreja a oreja triunfante, seguramente orgulloso de su acierto
_Te lo dije_ me empujo a un lado
cuando paso junto a mí para tocar también el muro_ no sirves para esto_ susurro
y algo se rompió dentro de mí, algo que creí roto hace mucho.
_está bien, lo sé, pero ya
vámonos ¿quieres?_ hizo una mueca de desagrado y me miro con seriedad
_No, vinimos aquí por otra cosa_
Sopese un momento que podría ser
aquel motivo, pensé que eso de cruzar la frontera era una broma pero….oh no, no
podía ser aquello, no podía ser tan imprudente.
_ ¿No estarás pensando ir a esa
cueva verdad?_ y su rostro me lo dijo todo, la cueva de las almas, así le
llamábamos, era un símbolo para espantarnos con historias de niños y para
hacernos sentir orgullosos de nuestro gobernador de adultos.
Un símbolo de victoria.
Del gran Alejandro.
Se dice que en su ceremonia
de iniciación un día como hoy paso los
límites, cruzo la frontera y exploro los terrenos de Quebraen.
En las cercanías del muro hayo un
cueva, más profunda, más amplia de lo que se podría imaginar, allí encontró a un
grupo de soldados Quebraenos escondidos, seguramente planeando una emboscada,
según las leyendas demasiado modificada con el trascurso de los años.
Dio muerte solo a todos y cada
uno de ellos y trajo consigo el casco de una de las tantas armaduras
ensangrentadas hechas por los Quebraenos.
Casco que aun reposaba en la
pared arriba del trono.
Así que desde entonces se decía
que.
La mayor gloria para un novato
seria…
_Conseguiré uno de esos cascos y
tal vez con suerte hasta lograre matar a algún mal nacido Quebraen_
Oh no, no, no, no, no.
_Estás loco_ susurre, era algo
estúpido _ y tu vendrás conmigo, serás testigo _ ¿qué cosa?? ¿Que yo debía
ir?!!
_Pero, ¡pero no tengo un arma!!_
_No necesitas una, conmigo basta
soy lo suficientemente fuerte para matar a cualquiera que se interponga_
_¡Lo encontré!!_ y caí en cuenta
de que aún había más gente allí, me fije en Adalia que sonreía feliz mientras
empujaba uno de los ladrillos del muro que eran del tamaño de mi cuerpo como si
pudiese siquiera moverlo, y pensé si ella también iría, era peligroso , no
debía exponerle así a aquello pero a él no parecía importarle más que conseguir
el honor que tuvo nuestro padrastro y nada le aria cambiar de opinión.
Mithy la hizo a un lado y comenzó a empujar, escuchaba algo, era un
ruido extraño y comprendí que habían conseguido hallar una entrada, una entrada
justo en el muro.
_Desde cuando saben de esto, porque
no lo se lo han dicho a los guardianes, algún Quebraen podría entrar_
_Cállate gallina_ por un momento
me pareció que Sebastián estaba igual de asustado que yo, ya que al hablar su
voz no sonó con el mismo todo grosero que se le acostumbra, más bien fue como
si balbuceara
_Alejandro mismo me lo dijo_
ahora Sebastián y Frank ayudaban a empujar y con éxito lograban mover la enorme
roca luego cuando hubo un pequeño espacio entre esta y la pared la tomaron de los bordes para traerla hacia
nosotros, obviamente para que esta no quedara hacia el lado de Quebraen si no ¿cómo
lograrían ponerla en su sitio luego?
Claro, Alejandro sería el único
lo suficientemente estúpido para decirle a adolecente menores de 18 que fuesen
directo a una muerte segura y horrenda.
Y además era, como ya mencione
según las historias, el único que sabía cómo cruzar la muralla sin pasar por la
aduana.
_Ya está _ dijo Yulie y algo
desagradable subió desde mi estómago hasta mi garganta, sé que no era el
desayuno porque ni a eso me había dado tiempo… Ahora desearía hacer tenido mi
último desayuno.
Un viento frió se filtraba por el
pequeño espacio del muro, no sabía bien como aquellos hombretones de 16 años
pasarían por ese hueco, porque vamos Mithy no era precisamente peso pluma.
Era Aún cundo estuviésemos tan
cerca como otro mundo, un sentimiento creció
en mi interior era como si mi corazón fuese a salirse, como cuando leía esos
libros a escondidas, de aventuras y héroes osados “¿leer?
Eso es de mujeres y de hombres débiles” dijo Alejandro cuando uno de sus
chismosos sirvientes le dijo que me veían escabullirme a la biblioteca de mi
madre (que ella ni por error usaba) solo la tenía para presumir con sus
amistades de una falsa inteligencia.
Si, era algo así como una emoción extraña, que se
entremezclaba con el miedo terrible que vibraba en cada poro de mi piel.
Emoción por lo desconocido...
Temor por lo peligroso de la situación...
_Bien que Jim vaya primero_ no me
di cuenta que me había quedado parado en primera fila frente a hueco del muro
como ido como si no tuviese control de mi cuerpo.
_¿Que?_
_Si ve tu primero Jim, eres el
ayudante ¿no? Sirve para algo_ mire a Jacob que estaba hasta atrás, no me dijo
nada solo asintió
_¡Pero yo no tengo armas¡¡_
_No las necesitas, hace muchos
años que la frontera está deshabitada ningún Quebraen se acerca por estos lados
si no quieren ser blanco de los arqueros, no seas cobarde y muévete_ si, Frank
sabia como dar ánimos!
Y sabes que a pesar de todo, a
pesar de todo lo que sucedió jamás me arrepentiré de ser el primero en ver
aquello.
Todo sobre lo que leí, todo lo
que escuche, todo era una mentira.
Quebraen era completamente otro
mundo.
Un extraño frió se filtraba por
mis huesos cuando me agache y me arrastre por el hueco.
El bosque aun que era espeso
dejaba un espacio para que la luz del día se filtrara entre las hojas de los árboles,
era como un claro, el mismísimo suelo era algo diferente.
¿Has escuchado eso de que ves el
pasto más verde en la casa de tu vecino?, pues se aplicaba aquí, el fangoso
suelo de Dunne no se comparaba con el suelo de Quebraen lleno de llano y de tréboles, ahora comprendía
por que las enredaderas cubrían el muro, eran enredaderas que venían de
Quebraen.
Hermoso, y amplio, podía ver el horizonte del bosque casi
interminable, podría caminar allí por horas sin sentir miedo.
_Wow_ si Adalia había dicho las
palabras que yo quería escupir
Sentí nostalgia, nostalgia de un
lugar en el que jamás había estado.
¿Será que debí nacer en Quebraen?
No, aun cuando el lugar parecía más
hermoso que Dunne simplemente la gente era una desgracia, o ¿eso sería también
una mentira? Y ¿qué tal si los barbaros éramos nosotros y yo había estado del
lado equivocado todo este tiempo?
_¿Que haces? Muévete_ grito
Sebastián cuando me quede parado mirándolo todo como si acabase de nacer otra
vez.
_Este sitio no es como lo
imagine_ susurro Yulie, como si me hablase a mí, pero sabía que solo pensaba en
voz alta.
El aire era fresco, ni muy frio,
ni muy caliente, la única razón por la que sentí escalofrió al pasar por el
muro era que en Dunne casi siempre hacia calor.
¿Cómo era esto posible? Si nos
encontrábamos uno al lado del otro? ¿Cómo podía ser tan diferente Si apenas
estábamos un palmo?
_Ya casi llegamos la veo_ si
Jacob tenía razón, yo también la veía y no me gustaba, era una enorme abertura
que parecía dirigirse al mismísimo infierno aun rodeada de musgo y arboles lucia
como la boca de una bestia, aquella cueva me recordaba eso, fauces abiertas lista
para comernos.
Estaba muy muy cerca del muro, es
más podía divisarlo a la perfección desde la entrada de la cueva que era donde
estaba en este momento.
_Hola~_ grito dalia y casi
automáticamente Jacob la mando a callar.
_Vamos no te pongas así, no ves
que es imposible que haya alguien aquí_ respondió esta con rostro burlón.
_Eso no lo sabemos_ susurre y
todos parecieron prestarme atención por primera vez en mucho tiempo, para algo
que no fuese burlarse de mí.
_Pues ve a comprobarlo_
_¿Qué?, y yo por qué? No lo are_
si ahora sí que no, yo no quería ir, ellos sí, que tal si había algún Quebraen
allí dentro, no era bueno con las armas y aparte ni poseía una.
_Jim tiene razón_ al fin se
inmuto, o se acordó por de que era mi hermano.
_Llévate esto_ me entrego una de
las dagas que traía colgada del cinturón, más que una daga parecía una mini
espada pesada y filosa, solo mirarla mucho tiempo podría cortarme.
Si exagero, lo sé.
_Pero Jacob_
_No te preocupes, estaré justo
detrás de ti, además tú tienes mejor vista_ que mejor vista ni que caraj… sé por
qué lo hacía, para seguir dándome lecciones, quería hacerme admitir que era un
cobarde, era eso o que el cobarde fuese el, pero alguien que se enfrenta solo a
un lobo en su examen de graduación no puede serlo verdad?
Mire a dalia que estaba allí
parada con la luz del son iluminando su cabello rubio, toda aquella humillación
que había sufrido anteriormente ella la había presenciado, la única razón por
la que no me había avergonzado de mas era que no fue la primera vez y que ella
no parecía estar interesada en esas cosas, era una de las pocas personas
amables conmigo.
Y no.
No podía rebajarme más frente a ella.
Se dio cuenta que la miraba y me
regalo una sonrisa que me dio ánimos de más.
_Bien_ dije y comencé a ingresar
en la cueva mirando en todas las direcciones posibles cosa que no había hecho
cuando recién pase el muro, estaba tan distraído apreciando el paisaje que no
me fije que había enemigos cerca.
Pero así de despistado era yo.
La cueva era todo lo que
imaginaba, oscura pero no demasiado, tal vez esto se debía a la roca de luz que
traía Yulie en su bolso amarrada a su cintura que comenzaba a cumplir su
función, lo alumbraba todo de un violeta eléctrico.
Marcaba las sombras de forma
tenebrosa y cualquier sonido extraño llamaba mi atención.
No había mucho que describir de
ella, era una cueva común, roca, tierra, eco nada fuera de lo normal.
_Mira esto_ exclamo Frank.
Y me fije en lo que estaba a
punto de pisar, era una armadura y adherida a esa armadura había un esqueleto
ya no olía a nada, ni había rastro de
carne en el pero aun así me dio asco solo verlo.
_Esta es prueba de la victoria
del gran Alejandro_ lo único bueno de esto era que cuando tomara el casco
podríamos irnos de allí y yo regresaría a refugiarme en la biblioteca lejos de
la celebración y de la humillación.
_Si tienes razón, pero no veo el
casco por ningún lado_
_Y si nos llevamos una espada es
mejor que un estúpido casco_ respondió Mithy riendo como un idiota sin comprender
lo que acaba de decir.
_¿Qué cavaba de decir? Que un
asco es algo estúpido?_ este paro su risa al recordar que ese era el objeto que
el gran Alejandro tanto presumía, y por el que nos obligaba a escuchar la misma
maldita historia, obras de teatro, canciones y hasta poemas todo el tiempo que se le antojara.
_No, no quise decir eso solo que_
tartamudeo ante la cara de enfado que tenía Jacob_ lo que quiero decir es que sería
mucho más honroso si su hijo trajera algo más osado que un casco_
El silencio sepulcral se volvió
incomodo mientras yo muy en el fondo esperaba que Jacob le partiera la boca a
Mithy solo por el gusto que me daría verle sangrar.
_olvídalo, vamos por esa espada_
Diablos.
No veía una espada cerca así que
supuse tendríamos que ir más dentro de la maldita cueva.
Y así fue seguimos caminando y
los cuerpos cada vez se hacían más, esqueletos con armaduras, algunos sin
cabezas, otros sin brazos pero ninguno con espada, lo cual era raro.
_Algo no me está gustando de esto_ susurre.
_Eso es porque eres un cobarde y ya estas llegando a tu limite_ me dijo Sebastián al odio soltando una risotada que se extendió por toda el lugar.
_No me refiero a eso, me refier…_ y me quede sin aire cuando visualice una luz… no era luz violácea de la roca, era anaranjada, como la que provoca el fuego, como la que se veía cuando prendías una fogata, aún estaba algo lejos del largo túnel pero podía jurar que había sombras, es más podía jurar que escuchaba voces, susurraban, susurraban cosas.
_Hay gente, hay un campamento
allí_ exclame escandalizado, mi voz sonó
chillona, desesperada.
Cuando voltee todos se había
quedado parados en seco, con los ojos muy abiertos y las espadas ya afuera de
sus fundas.
_Es mi oportunidad_ dijo Jacob su
expresión paso de alarma a excitación con una rapidez elogiable.
_¿Qué dices??_
_Vamos, son soldados seguramente,
les mataremos y llevaremos sus espadas ensangrentadas, sabes cuánto honor nos
esperaría?, lo sabes Jim_
No, no lo sabía, no quería
saberlo quería irme, irme de allí, porque ellos eran soldados veteranos y
nosotros un montón de adolescentes idiotas que no debían estar allí.
_Si vamos será la mayor gloria_
en ese momento no me interesaba Jacob ni sus amigos, me interesaba
Adalia, pero
cuando la mire la vi tan o más excitada por esto que el mismo Jacob.
Oh no, esto no estaba bien.
_Espera, que tal si no son soldados, no nos han visto,
aun podemos irnos_ pero ya nada sirvió, ya nada de mi parte fue escuchado por
que Jacob y su comitiva ya corrían en dirección al grupillo de personas.
Y todo lo que siguió fue como una
especie de pesadilla, no supe en que momento, aunque la verdad dude si irme o
seguirles, pero no podía, estaba entre ellos mi hermano y la persona que me
gustaba.
No podía huir lejos pero tampoco
me veía incrustándole mi daga a alguien vivo.
Aun así corrí, corrí hacia ellos
mientras los oía gritar y veía al grupo de personas percatarse de nuestra
presencia.
En cuestión de segundos ya se hallaban
luchando, escuchaba el sonido de las espadas salir de las fundas.
No eran muchos, unos 8, hombres
todos, pero por alguna razón estos no cargaban armaduras, ni parecían tan
fuertes como los había imaginado, es más me parecieron comunes en especial
aquel señor, que luchaba con Jacob, parecía mayor de unos 40 y tantos, su
rostro nunca lo olvidare, tenía el rostro desolado, aun mas que cuando vi como
mi propio hermano, le cortaba el cuello.
Y entonces me paralice, porque jamás
había visto a alguien morir, porque jamás había visto a alguien matar, y en ese
momento aun cuando Jacob grito victorioso, yo sentía repulsión, repulsión de verlo reír
mientras ese hombre de 40 y tantos se tomaba el cuello con las manos.
Retrocedí mientras los otros pelaban,
escuchaba golpear, cortar, gritar.
Vi a Sebastián atravesar en el pecho a un sujeto pelirrojo que parecía
tener no más de 20 años.
Y cuando me di cuenta de mi posición
ya había chocado contra una enorme roca donde parecía haber estado durmiendo.
Algo se arrastró, escuche como
algo se arrastraba por el suelo y cuando voltee con mi daga fuertemente tomada
del mango, lo vi, asustado aún más que yo, con ojos llenos de lágrimas, con sus
manos sucias tapándole la boca.
Un pequeño.
Un niño.
Escondido detrás de la roca, no
supe que hacer, ni siquiera podía respirar.
¿Qué hacia un niño con un grupo
de soldados?
Tenía los ojos rojos inundados
por completo, tenía miedo...
Tenía miedo de mí...
Y casi como un acto involuntario,
mi dedo índice viajo hacia mis labios e hice algo, algo como un shhhhh.
Por qué así como ese pequeño
estaba yo igual de horrorizado.
_Jim_ grito Jacob y cuando
regrese el rostro para ver que sucedía, cuando por fin Salí de mi ensimismamiento
me recibió el dolor.
Un corte fino, un corte con la punta de una espada en la parte izquierda de mi cara, la sangre me cubrió el ojo y la boca.
Me acababan de cortar la cara, sé
que grite desgarradoramente y arroje la daga al suelo para cubrirme el rostro,
el que me había atacado aprovecho esto
para enterrar la espada en la pierna derecha.
Jamás ni aun con los azotes que a
veces me proporcionaba Alejandro había sentido tanto dolor.
_Aléjate de el_ grito aquel
sujeto, abrí mi ojo derecho y vi la cara del hombre, casi un anciano tenia
barba blanca pero parecía aún bastante sano. Eso fue todo lo que pude apreciar
de el antes de que una espada le atravesara el pecho, era Frank el que ahora me
veía desde arriba, no parecía preocupado, es mas no creí siquiera que haya
tratado de salvarme, sonreía, había sido solo para matar a alguien, no para
rescatarme.
Caí en el suelo y estuve allí un rato hasta que Jacob me tomo del hombro, mi mano ya estaba completamente lleva de mi propia sangre algo le escuche gritar.
Algo que me costó entender, como
un “viene más”
_Debemos irnos de aquí viene
muchos más_ todos parecían ilesos, excepto por Mithy que parecía haber sido
herido en la rodilla, y aun que por fin lo había visto sangrar debo decir que
en ese momento no podía disfrutarlo.
_¡Camina Jim!_ dijo Jacob
arrastrándome.
_Necesitamos más ayuda con Mithy,
no puede caminar, y Sebastián se ha lastimado el brazo, yo estoy llevando las
espadas de los Quebraenos no puedo
hacerlo y Frank no puede solo con el _
grito Yulie.
_¡Adalia, ayuda a Mithy!_
_¿Qué? ¿Yo?, no puedo con el
ayuda tu Jacob_
_¿Que no vez que estoy ayudando a Jim?,
entonces ven tú y ayuda a Jim y yo iré con Mithy_
_Tampoco podre con él, que no vez
que si acaso camina, al menos Mithy hace un esfuerzo _ Adalia ya no tenía su
acostumbrada voz dulce ahora sonaba alarmada, casi histérica.
_ ¡Vamos Jim camina! _ no podía, lo intentaba pero resultaba muy doloroso y el
sonido de los Quebraenos acercándose se hacía más intenso.
_ Dejare las espadas y ayudare a Jim_
_Estás loca Yulie para eso vinimos
no dejaremos las espadas_ grito Mithy igual de histérico.
_Muévete Jim_ lo intente pero
solo caí aun con el agarre de Jacob y
los Quebraenos ya estaba a la vuelta de la esquina.
_Si seguimos así moriremos todos_
grito Adalia sosteniendo el brazo de Jacob que me había dejado caer al suelo
del todo.
_Lo se_ susurró mirándome_ lo se_
_No podemos perder tiempo Jacob
vámonos_ ¿irse? De que estaba hablando.
_Pero Jim_
_Olvídalo debemos ayudar a Mithy él
es más fuerte y camina mejor _alce el rostro y vi a Jacob frente a mí con
Adalia halando su brazo, los otros ya estaban cerca de la salida, los escuchaba
lejanos, vagos pero los escuchaba, al parecer Jacob había logrado arrastrarme
hasta donde la luz del día ya se filtraba por la cueva pero aun así yo seguía
en el suelo y el seguía sin inmutarse por levantarme.
_Jacob_ grito Yulie, él estaba
como en un estado de shock no se movía, no parpadeaba si acaso respiraba.
_Jacob_ exclamo Adalia cuando ya
casi podía verse a los soldados Quebraenos.
_Jacob_ susurre y mi voz salió
rasposa como si fuese de alguien más, estire el brazo el que estaba lleno de
sangre de mi rostro hacia él, lo estire lo más que pude pero no logreo alcanzar
ni siquiera su tobillo y supe que era por qué se estaba alejando lentamente.
Alejando sin mí.
_Jacob ¿qué hace?_ dije.
_Vamos rápido, olvídate de él, no
tenemos tiempo_ decía la chica que alguna vez considere como la más hermosa del
mundo, y los mire a todos, parados en el umbral de la cueva, mirándome,
mirándome sin compasión alguna. Sin atisbo de ayudarme.
_Jacob ayúdame_ grite lo más que
pude, pero él.
El solo negó, su cabeza se agito
de forma negativa y juro por los dioses que recordare siempre su cuerpo dándome
la espalda, halando a Adalia y corriendo lejos.
Lejos de mi cuerpo en el suelo
que se arrastró hacia el en una desesperada lucha por seguirle.
_Jacob_ le llame_ Jacob ayúdame,
Jacob. Jacob, Jacob no me dejes_
Pero en un segundo ya no había
nadie a quien gritarle, se había ido, se habían ido sin mí, aun estando tan
cerca de la salida, aun estando tan cerca de salvarme, aun siendo sangre de su
sangre.
Y sabes algo en ese momento con
mi mano estirada hacia el vacío, con mi cuerpo sobre el suelo con la sangre
saliendo de mi pierna.
Cuando el shock se difumino.
Comprendí tantas cosas, comprendí
que la persona que decía quererme me había abandonado, comprendí que la chica
que creía amar me había despreciado.
Comprendí que todos eran unos mal
nacidos
Y allí en el fondo de mi alma en una cueva oscura,
esa que se había mantenido sellada por años, esa llena de sentimientos
que reclamaba por dejarlos salir, todo eso
que debí dejar escapar desde hacía años, que se iba acumulando cada día, ese
sentimiento en específico el que ahora predominaba en cada hueso de mi cuerpo…
El odio.
Por qué en ese momento los odie,
a mi madre, a mi padre, a Jacob, a Dunne, a Adalia, a todos y a todo.
Los odie con todo lo que mi
corazón moribundo me permitió.
Era amargo y caliente, casi me
quemaba las entrañas, se subía a mi garganta convertida en la más pura rabia.
Mal nacidos, desgraciados,
malditos, desalmados.
Eso eran, solo merecían la
muerte.
Y el sonido de personas
acercándose dejo de darme temor, ahora solo quería gritar.
Gritar todo lo que sentía.
Lástima que en ese momento todo
se volviese oscuro...


