Las gemas De Quebraen #3


Capítulo 3

La cueva de mi alma


He estado a lo largo de mi corta vida preguntándome  muchas cosas, cosas triviales, cosas como:

¿Realmente seré adoptado como me gritaba Jacob de niños?
¿Realmente me terminare casando con un mono como solía decirme Rokxa?
¿En realidad la luna es de queso?
¿Por qué mi madre usa tanto maquillaje?
¿Acaso nadie me quiere?

Pero hoy todas esas trivialidades parecían ser cosas estúpidas.

Porque aun cuando mi curiosidad siempre fue un problema para los demás nunca deje de preguntarme.
Era mi acto personal de rebeldía

Me di cuenta de ello apenas hace unos instantes cuando mi mente formulo el que sería tal vez mi último cuestionamiento

¿Qué tan rápido moriría?

Porque mi muerte estaba asegurada si nos atrevíamos a pasar los limites.

Parecía que era el único que tenía esta preocupación, todos los demás hablaban entre si y reían como si nos dirigiéramos a un día de campo en los llanos, supuse que Jacob tenía razón, eso de ser valiente no era lo mío y aun así

¿Por qué sentí coraje cuando él dijo que no había nacido para ser fuerte?
¿Por qué no había protestado más luego de eso?

Era como si estuviera aceptando su reto, como si estuviera dispuesto a demostrarle lo contrario aun cuando hacerlo ya no significaría ningún cambio.

Y en menos de lo esperado lo tuve de frente, el enorme muro que dividía las dos naciones  lleno de musgo y enredaderas que se adherían a él como si fuesen parte de una misma cosa.

Jamás había visto detrás de él, pero había escuchado historias, una tierra desolada, horrible, mal trecha, llena de seres bárbaros sin ningún tipo de compasión ni respeto por la vida, seres que necesitaban morir.

Me costaba imaginar gente peor que con la que estaba caminando en ese momento.

Mire hacia arriba del muro pero extrañamente no visualice a nadie cerca.

_ ¿No se supone que debería haber un guardián aquí?_

_No, hoy tenemos libre el área, suelen vagabundear los días de celebración, claro se supone que nadie lo sabe, este sitio esta tan sumergido en el bosque que casi nadie viene_ parecía que Adalia sabia más de lo que aparentaba, bueno su padre era guardián líder, seguramente de alguna u otra forma había logrado sacarle aquella información que hoy era utilizada en mi contra.

En mi opinión era que tomaban algo de confianza al pensar que nadie sería tan idiota para tratar de cruzar.

Ya sabes por eso de los Quebraenos enemigos del otro lado, la muerte horrenda y sangrienta, las leyes que lo prohíben cuando eres un novato sin supervisión etc.

Cosas obvias, obvias al menos para mí.

_!Bien!_ dije_ ya vinimos ya vámonos_

_ ¿Que irnos?, claro que no,  vamos a cruzar_

_Eso es imposible que no vez el muro eso…._

_Cállate Jim_ sip y el jefe hablaba una vez más, porque lo que él decía se hacía, pero había varios puntos en su contra en aquella ocasión.

La primera y principal  era el muro, enorme grueso, impenetrable para ninguna de las dos partes, no pude aguantar las ganas de tocar la fría roca cuando estuvimos lo suficientemente cerca de él.

Vi a todos sonreír cómplices, como si supieran algo vergonzoso de mí que solo ellos compartían.

_Si quieres rendirte puedes hacerlo Jimbo, todos sabíamos que no llegarías ni a la mitad del camino_ dijo Frank que ya había empezado a tantear el muro como si esperase encontrar algo.

_Bien si eso evita que hagamos esta tontería me parece bien, me rendiré pero vámonos ya, el festejo comenzara pronto aún es muy de día, alguien podría vernos_ sé que estarás pensando, “eres un idiota cobarde Jim” pero eso no es nada nuevo.

_Bueno entonces lárgate mariquita, no vinimos aquí solo por ti, ya todos sabíamos que te echarías para atrás, Jacob no los dijo desde el principio pero necesitamos divertimos un rato ¿no es verdad?_
Jacob por su parte sonreía de oreja a oreja triunfante, seguramente orgulloso de su acierto

_Te lo dije_ me empujo a un lado cuando paso junto a mí para tocar también el muro_ no sirves para esto_ susurro y algo se rompió dentro de mí, algo que creí roto hace mucho.

_está bien, lo sé, pero ya vámonos ¿quieres?_ hizo una mueca de desagrado y me miro con seriedad

_No, vinimos aquí por otra cosa_
Sopese un momento que podría ser aquel motivo, pensé que eso de cruzar la frontera era una broma pero….oh no, no podía ser aquello, no podía ser tan imprudente.

_ ¿No estarás pensando ir a esa cueva verdad?_ y su rostro me lo dijo todo, la cueva de las almas, así le llamábamos, era un símbolo para espantarnos con historias de niños y para hacernos sentir orgullosos de nuestro gobernador de adultos.

Un símbolo de victoria.

Del gran Alejandro.

Se dice que en su ceremonia de  iniciación un día como hoy paso los límites, cruzo la frontera y exploro los terrenos  de Quebraen.

En las cercanías del muro hayo un cueva, más profunda, más amplia de lo  que se podría imaginar, allí encontró a un grupo de soldados Quebraenos escondidos, seguramente planeando una emboscada, según las leyendas demasiado modificada con el trascurso de los años.

Dio muerte solo a todos y cada uno de ellos y trajo consigo el casco de una de las tantas armaduras ensangrentadas hechas por los Quebraenos.

Casco que aun reposaba en la pared arriba del trono.

Así que desde entonces se decía que.

La mayor gloria para un novato seria…

_Conseguiré uno de esos cascos y tal vez con suerte hasta lograre matar a algún mal nacido Quebraen_
Oh no, no, no, no, no.

_Estás loco_ susurre, era algo estúpido _ y tu vendrás conmigo, serás testigo _ ¿qué cosa?? ¿Que yo debía ir?!!

_Pero, ¡pero no tengo un arma!!_

_No necesitas una, conmigo basta soy lo suficientemente fuerte para matar a cualquiera que se interponga_

_¡Lo encontré!!_ y caí en cuenta de que aún había más gente allí, me fije en Adalia que sonreía feliz mientras empujaba uno de  los ladrillos del muro  que eran del tamaño de mi cuerpo como si pudiese siquiera moverlo, y pensé si ella también iría, era peligroso , no debía exponerle así a aquello pero a él no parecía importarle más que conseguir el honor que tuvo nuestro padrastro y nada le aria cambiar de opinión.

Mithy la hizo a un lado  y comenzó a empujar, escuchaba algo, era un ruido extraño y comprendí que habían conseguido hallar una entrada, una entrada justo en el muro.

_Desde cuando saben de esto, porque no lo se lo han dicho a los guardianes, algún Quebraen podría entrar_

_Cállate gallina_ por un momento me pareció que Sebastián estaba igual de asustado que yo, ya que al hablar su voz no sonó con el mismo todo grosero que se le acostumbra, más bien fue como si balbuceara

_Alejandro mismo me lo dijo_ ahora Sebastián y Frank ayudaban a empujar y con éxito lograban mover la enorme roca luego cuando hubo un pequeño espacio entre esta y la pared  la tomaron de los bordes para traerla hacia nosotros, obviamente para que esta no quedara hacia el lado de Quebraen si no ¿cómo lograrían ponerla en su sitio luego?

Claro, Alejandro sería el único lo suficientemente estúpido para decirle a adolecente menores de 18 que fuesen directo a una muerte segura y horrenda.

Y además era, como ya mencione según las historias, el único que sabía cómo cruzar la muralla sin pasar por la aduana.

_Ya está _ dijo Yulie y algo desagradable subió desde mi estómago hasta mi garganta, sé que no era el desayuno porque ni a eso me había dado tiempo… Ahora desearía hacer tenido mi último desayuno.

Un viento frió se filtraba por el pequeño espacio del muro, no sabía bien como aquellos hombretones de 16 años pasarían por ese hueco, porque vamos Mithy no era precisamente peso pluma.

Era Aún cundo estuviésemos tan cerca como  otro mundo, un sentimiento creció en mi interior era como si mi corazón fuese a salirse, como cuando leía esos libros a escondidas, de aventuras y héroes osados  “¿leer? Eso es de mujeres y de hombres débiles” dijo Alejandro cuando uno de sus chismosos sirvientes le dijo que me veían escabullirme a la biblioteca de mi madre (que ella ni por error usaba) solo la tenía para presumir con sus amistades de una falsa inteligencia.

Si,  era algo así como una emoción extraña, que se entremezclaba con el miedo terrible que vibraba en cada poro de mi piel.

Emoción por lo desconocido...

Temor por lo peligroso de la situación...

_Bien que Jim vaya primero_ no me di cuenta que me había quedado parado en primera fila frente a hueco del muro como ido como si no tuviese control de mi cuerpo.

_¿Que?_

_Si ve tu primero Jim, eres el ayudante ¿no? Sirve para algo_ mire a Jacob que estaba hasta atrás, no me dijo nada solo asintió

_¡Pero yo no tengo armas¡¡_

_No las necesitas, hace muchos años que la frontera está deshabitada ningún Quebraen se acerca por estos lados si no quieren ser blanco de los arqueros, no seas cobarde y muévete_ si, Frank sabia como dar ánimos!

Y sabes que a pesar de todo, a pesar de todo lo que sucedió jamás me arrepentiré de ser el primero en ver aquello.

Todo sobre lo que leí, todo lo que escuche, todo era una mentira.

Quebraen era completamente otro mundo.

Un extraño frió se filtraba por mis huesos cuando me agache y me arrastre por el hueco.

El bosque aun que era espeso dejaba un espacio para que la luz del día se filtrara entre las hojas de los árboles, era como un claro, el mismísimo suelo era algo diferente.

¿Has escuchado eso de que ves el pasto más verde en la casa de tu vecino?, pues se aplicaba aquí, el fangoso suelo de Dunne no se comparaba con el suelo de Quebraen  lleno de llano y de tréboles, ahora comprendía por que las enredaderas cubrían el muro, eran enredaderas que venían de Quebraen.

Hermoso, y amplio,  podía ver el horizonte del bosque casi interminable, podría caminar allí por horas sin sentir miedo.

_Wow_ si Adalia había dicho las palabras que yo quería escupir

Sentí nostalgia, nostalgia de un lugar en el que jamás había estado.

¿Será que debí nacer en Quebraen?

No, aun cuando el lugar parecía más hermoso que Dunne simplemente la gente era una desgracia, o ¿eso sería también una mentira? Y ¿qué tal si los barbaros éramos nosotros y yo había estado del lado equivocado todo este tiempo?

_¿Que haces? Muévete_ grito Sebastián cuando me quede parado mirándolo todo como si acabase de nacer otra vez.

_Este sitio no es como lo imagine_ susurro Yulie, como si me hablase a mí, pero sabía que solo pensaba en voz alta.

El aire era fresco, ni muy frio, ni muy caliente, la única razón por la que sentí escalofrió al pasar por el muro era que en Dunne casi siempre hacia calor.

¿Cómo era esto posible? Si nos encontrábamos uno al lado del otro? ¿Cómo podía ser tan diferente Si apenas estábamos un palmo?

_Ya casi llegamos la veo_ si Jacob tenía razón, yo también la veía y no me gustaba, era una enorme abertura que parecía dirigirse al mismísimo  infierno aun rodeada de musgo y arboles lucia como la boca de una bestia, aquella cueva me recordaba eso, fauces abiertas lista para comernos.

Estaba muy muy cerca del muro, es más podía divisarlo a la perfección desde la entrada de la cueva que era donde estaba en este momento.

_Hola~_ grito dalia y casi automáticamente Jacob la mando a callar.

_Vamos no te pongas así, no ves que es imposible que haya alguien aquí_ respondió esta con rostro burlón.

_Eso no lo sabemos_ susurre y todos parecieron prestarme atención por primera vez en mucho tiempo, para algo que no fuese burlarse de mí.

_Pues ve a comprobarlo_

_¿Qué?, y yo por qué? No lo are_ si ahora sí que no, yo no quería ir, ellos sí, que tal si había algún Quebraen allí dentro, no era bueno con las armas y aparte ni poseía una.

_Jim tiene razón_ al fin se inmuto, o se acordó por de que era mi hermano.

_Llévate esto_ me entrego una de las dagas que traía colgada del cinturón, más que una daga parecía una mini espada pesada y filosa, solo mirarla mucho tiempo podría cortarme.

Si exagero, lo sé.

_Pero Jacob_

_No te preocupes, estaré justo detrás de ti, además tú tienes mejor vista_ que mejor vista ni que caraj… sé por qué lo hacía, para seguir dándome lecciones, quería hacerme admitir que era un cobarde, era eso o que el cobarde fuese el, pero alguien que se enfrenta solo a un lobo en su examen de graduación no puede serlo verdad?

Mire a dalia que estaba allí parada con la luz del son iluminando su cabello rubio, toda aquella humillación que había sufrido anteriormente ella la había presenciado, la única razón por la que no me había avergonzado de mas era que no fue la primera vez y que ella no parecía estar interesada en esas cosas, era una de las pocas personas amables conmigo.

Y no.

No podía  rebajarme más frente a ella.
Se dio cuenta que la miraba y me regalo una sonrisa que me dio ánimos de más.

_Bien_ dije y comencé a ingresar en la cueva mirando en todas las direcciones posibles cosa que no había hecho cuando recién pase el muro, estaba tan distraído apreciando el paisaje que no me fije que había enemigos cerca.

Pero así de despistado era yo.

La cueva era todo lo que imaginaba, oscura pero no demasiado, tal vez esto se debía a la roca de luz que traía Yulie en su bolso amarrada a su cintura que comenzaba a cumplir su función, lo alumbraba todo de un violeta eléctrico.

Marcaba las sombras de forma tenebrosa y cualquier sonido extraño llamaba mi atención.

No había mucho que describir de ella, era una cueva común, roca, tierra, eco nada fuera de lo normal.

_Mira esto_ exclamo Frank.
Y me fije en lo que estaba a punto de pisar, era una armadura y adherida a esa armadura había un esqueleto ya no olía a nada,  ni había rastro de carne en el pero aun así me dio asco solo verlo.

_Esta es prueba de la victoria del gran Alejandro_ lo único bueno de esto era que cuando tomara el casco podríamos irnos de allí y yo regresaría a refugiarme en la biblioteca lejos de la celebración y de la humillación.

_Si tienes razón, pero no veo el casco por ningún lado_

_Y si nos llevamos una espada es mejor que un estúpido casco_ respondió Mithy riendo como un idiota sin comprender lo que acaba de decir.

_¿Qué cavaba de decir? Que un asco es algo estúpido?_ este paro su risa al recordar que ese era el objeto que el gran Alejandro tanto presumía, y por el que nos obligaba a escuchar la misma maldita historia, obras de teatro, canciones y hasta poemas  todo el tiempo que se le antojara.

_No, no quise decir eso solo que_ tartamudeo ante la cara de enfado que tenía Jacob_ lo que quiero decir es que sería mucho más honroso si su hijo trajera algo más osado que un casco_

El silencio sepulcral se volvió incomodo mientras yo muy en el fondo esperaba que Jacob le partiera la boca a Mithy solo por el gusto que me daría verle sangrar.

_olvídalo, vamos por esa espada_

Diablos.

No veía una espada cerca así que supuse tendríamos que ir más dentro de la maldita cueva.
Y así fue seguimos caminando y los cuerpos cada vez se hacían más, esqueletos con armaduras, algunos sin cabezas, otros sin brazos pero ninguno con espada, lo cual era raro.

_Algo no me está gustando de esto_ susurre.

_Eso es porque eres un cobarde y ya estas llegando a tu limite_ me dijo Sebastián al odio soltando una risotada que se extendió por toda el lugar.

_No me refiero a eso,  me refier…_ y me quede sin aire cuando visualice una luz… no era luz violácea de la roca, era anaranjada, como la que provoca el fuego, como la que se veía cuando prendías una fogata, aún estaba algo lejos del largo túnel pero podía jurar que había sombras, es más podía jurar que escuchaba voces, susurraban, susurraban cosas.

_Hay gente, hay un campamento allí_ exclame  escandalizado, mi voz sonó chillona, desesperada.
Cuando voltee todos se había quedado parados en seco, con los ojos muy abiertos y las espadas ya afuera de sus fundas.

_Es mi oportunidad_ dijo Jacob su expresión paso de alarma a excitación con una rapidez elogiable.

_¿Qué dices??_

_Vamos, son soldados seguramente, les mataremos y llevaremos sus espadas ensangrentadas, sabes cuánto honor nos esperaría?, lo sabes Jim_

No, no lo sabía, no quería saberlo quería irme, irme de allí, porque ellos eran soldados veteranos y nosotros un montón de adolescentes idiotas que no debían estar allí.

_Si vamos será la mayor gloria_ en ese momento no me interesaba Jacob ni sus amigos, me interesaba 

Adalia, pero cuando la mire la vi tan o más excitada por esto que el mismo Jacob.

Oh no, esto no estaba bien.

_Espera,  que tal si no son soldados, no nos han visto, aun podemos irnos_ pero ya nada sirvió, ya nada de mi parte fue escuchado por que Jacob y su comitiva ya corrían en dirección al grupillo de personas.

Y todo lo que siguió fue como una especie de pesadilla, no supe en que momento, aunque la verdad dude si irme o seguirles, pero no podía, estaba entre ellos mi hermano y la persona que me gustaba.

No podía huir lejos pero tampoco me veía incrustándole mi daga a alguien vivo.

Aun así corrí, corrí hacia ellos mientras los oía gritar y veía al grupo de personas percatarse de nuestra presencia.

En cuestión de segundos ya se hallaban luchando, escuchaba el sonido de las espadas salir de las fundas.

No eran muchos, unos 8, hombres todos, pero por alguna razón estos no cargaban armaduras, ni parecían tan fuertes como los había imaginado, es más me parecieron comunes en especial aquel señor, que luchaba con Jacob, parecía mayor de unos 40 y tantos, su rostro nunca lo olvidare, tenía el rostro desolado, aun mas que cuando vi como mi propio hermano, le cortaba el cuello.

Y entonces me paralice, porque jamás había visto a alguien morir, porque jamás había visto a alguien matar, y en ese momento aun cuando Jacob grito victorioso,  yo sentía repulsión, repulsión de verlo reír mientras ese hombre de 40 y tantos se tomaba el cuello con las manos.

Retrocedí mientras los otros pelaban, escuchaba golpear, cortar, gritar.

Vi a Sebastián atravesar  en el pecho a un sujeto pelirrojo que parecía tener no más de 20 años.

Y cuando me di cuenta de mi posición ya había chocado contra una enorme roca donde parecía haber estado durmiendo.

Algo se arrastró, escuche como algo se arrastraba por el suelo y cuando voltee con mi daga fuertemente tomada del mango, lo vi, asustado aún más que yo, con ojos llenos de lágrimas, con sus manos sucias tapándole la boca.

Un pequeño.

Un niño.

Escondido detrás de la roca, no supe que hacer, ni siquiera podía respirar.
¿Qué hacia un niño con un grupo de soldados?
Tenía los ojos rojos inundados por completo, tenía miedo...

Tenía miedo de mí...

Y casi como un acto involuntario, mi dedo índice viajo hacia mis labios e hice algo, algo como un shhhhh.
Por qué así como ese pequeño estaba yo igual de horrorizado.

_Jim_ grito Jacob y cuando regrese el rostro para ver que sucedía, cuando por fin Salí de mi ensimismamiento me recibió el dolor.

Un corte fino, un corte con la punta de una espada en la parte izquierda de mi cara, la sangre me cubrió el ojo y la boca.

Me acababan de cortar la cara, sé que grite desgarradoramente y arroje la daga al suelo para cubrirme el rostro,  el que me había atacado aprovecho esto para enterrar la espada en la pierna derecha.

Jamás ni aun con los azotes que a veces me proporcionaba Alejandro había sentido tanto dolor.

_Aléjate de el_ grito aquel sujeto, abrí mi ojo derecho y vi la cara del hombre, casi un anciano tenia barba blanca pero parecía aún bastante sano. Eso fue todo lo que pude apreciar de el antes de que una espada le atravesara el pecho, era Frank el que ahora me veía desde arriba, no parecía preocupado, es mas no creí siquiera que haya tratado de salvarme, sonreía, había sido solo para matar a alguien, no para rescatarme.

Caí en el suelo y estuve allí un rato hasta que Jacob me tomo del hombro, mi mano ya estaba completamente lleva de mi propia sangre algo le escuche gritar.

Algo que me costó entender, como un “viene más

_Debemos irnos de aquí viene muchos más_ todos parecían ilesos, excepto por Mithy que parecía haber sido herido en la rodilla, y aun que por fin lo había visto sangrar debo decir que en ese momento no podía disfrutarlo.

_¡Camina Jim!_ dijo Jacob arrastrándome.

_Necesitamos más ayuda con Mithy, no puede caminar, y Sebastián se ha lastimado el brazo, yo estoy llevando las espadas  de los Quebraenos no puedo hacerlo  y Frank no puede solo con el _ grito Yulie.

_¡Adalia, ayuda a Mithy!_

_¿Qué? ¿Yo?, no puedo con el ayuda tu Jacob_

_¿Que no vez que estoy ayudando a Jim?, entonces ven tú y ayuda a Jim y yo iré con Mithy_

_Tampoco podre con él, que no vez que si acaso camina, al menos Mithy hace un esfuerzo _ Adalia ya no tenía su acostumbrada voz dulce ahora sonaba alarmada, casi histérica.

_ ¡Vamos Jim camina! _ no podía,  lo intentaba pero resultaba muy doloroso y el sonido de los Quebraenos acercándose se hacía más intenso.

_ Dejare las espadas y ayudare a Jim_

_Estás loca Yulie para eso vinimos no dejaremos las espadas_ grito Mithy igual de histérico.

_Muévete Jim_ lo intente pero solo caí aun con el agarre de Jacob  y los Quebraenos ya estaba a la vuelta de la esquina.

_Si seguimos así moriremos todos_ grito Adalia sosteniendo el brazo de Jacob que me había dejado caer al suelo del todo.

_Lo se_ susurró mirándome_ lo se_

_No podemos perder tiempo Jacob vámonos_ ¿irse? De que estaba hablando.

_Pero Jim_

_Olvídalo debemos ayudar a Mithy él es más fuerte y camina mejor _alce el rostro y vi a Jacob frente a mí con Adalia halando su brazo, los otros ya estaban cerca de la salida, los escuchaba lejanos, vagos pero los escuchaba, al parecer Jacob había logrado arrastrarme hasta donde la luz del día ya se filtraba por la cueva pero aun así yo seguía en el suelo y el seguía sin inmutarse por levantarme.

_Jacob_ grito Yulie, él estaba como en un estado de shock no se movía, no parpadeaba si acaso respiraba.

_Jacob_ exclamo Adalia cuando ya casi podía verse a los soldados Quebraenos.

_Jacob_ susurre y mi voz salió rasposa como si fuese de alguien más, estire el brazo el que estaba lleno de sangre de mi rostro hacia él, lo estire lo más que pude pero no logreo alcanzar ni siquiera su tobillo y supe que era por qué se estaba alejando lentamente.

Alejando sin mí.

_Jacob ¿qué hace?_ dije.

_Vamos rápido, olvídate de él, no tenemos tiempo_ decía la chica que alguna vez considere como la más hermosa del mundo, y los mire a todos, parados en el umbral de la cueva, mirándome, mirándome sin compasión alguna. Sin atisbo de ayudarme.

_Jacob ayúdame_ grite lo más que pude, pero él.

El solo negó, su cabeza se agito de forma negativa y juro por los dioses que recordare siempre su cuerpo dándome la espalda, halando a Adalia y corriendo lejos.

Lejos de mi cuerpo en el suelo que se arrastró hacia el en una desesperada lucha por seguirle.

_Jacob_ le llame_ Jacob ayúdame, Jacob. Jacob, Jacob no me dejes_

Pero en un segundo ya no había nadie a quien gritarle, se había ido, se habían ido sin mí, aun estando tan cerca de la salida, aun estando tan cerca de salvarme, aun siendo sangre de su sangre.

Y sabes algo en ese momento con mi mano estirada hacia el vacío, con mi cuerpo sobre el suelo con la sangre saliendo de mi pierna.

Cuando el shock se difumino.

Comprendí tantas cosas, comprendí que la persona que decía quererme me había abandonado, comprendí que la chica que creía amar me había despreciado.

Comprendí que todos eran unos mal nacidos

Y allí en el fondo de mi alma en una cueva oscura, esa que se había mantenido sellada por años, esa llena de sentimientos que reclamaba por dejarlos salir,  todo eso que debí dejar escapar desde hacía años, que se iba acumulando cada día,  ese sentimiento en específico el que ahora predominaba en cada hueso de mi cuerpo…

El odio.

Por qué en ese momento los odie, a mi madre, a mi padre, a Jacob, a Dunne, a Adalia, a todos y a todo.

Los odie con todo lo que mi corazón moribundo  me permitió.

Era amargo y caliente, casi me quemaba las entrañas, se subía a mi garganta convertida en la más pura rabia.

Mal nacidos, desgraciados, malditos, desalmados.

Eso eran, solo merecían la muerte.

Y el sonido de personas acercándose dejo de darme temor, ahora solo quería gritar.

Gritar todo lo que sentía.

Lástima que en ese momento todo se volviese oscuro...




Las gemas De Quebraen #2


Capítulo 2

Los límites de Dunne



_vaya_ dijo simón_ felicidades _

puso su manota sobre mi hombro y lo vi sonreír con sorna, estaba disfrutando aquello _por fin te ponen en tu lugar joven sirviente_ y rió, rió con ganas mientras se alejaba cojeando y abría la puerta de la herrería de forma ceremoniosa.

_Lárguese usted joven esclavo_ hizo una reverencia y continuo con su cantar de risa.

Y así lo hice Salí disparado de ese lugar, el cuerpo me temblaba, vibraba y mi respiración se entrecortaba,  no me di cuenta en el instante en que comencé a correr estrellándome contra cualquiera que se metiera en mi camino;  Quería llegar pronto, quería ir rápido, quería explicaciones.

¡Como se había atrevido!, ¡como se atrevía!

En las puertas del palacio aun vitoreaban, pero ni mi padre ni Jacob estaban a la vista,  solo vi a mi mama parada con un largo vestido color cielo que se balanceaba con el viento mientras sonreía feliz, había dejado suelto su largo cabello café y sus ojos grises brillaban más que de costumbre.

_¡Cómo pudiste!_ dije cuando me abrí paso hasta ella, importándome muy poco las urracas que se juntaban a su alrededor y me miraban de forma venenosa.

Ella me lanzo una mirada fría como si me reclamara en silencio por mi falta de educación.

_¿De que hablas Jimmy? _ dijo en tono dulce y pasivo,  completamente  fingido y forzado aun cuando  lo había practicado bastante te aseguro.

_Sabes de que hablo _ espete en voz alta apretando el pergamino entre mis manos, me tomo del brazo y me arrastro tratando de no lucir molesta,  hasta atrás de una de las enormes columnas que parecían sostener la entrada del castillo.

_No seas atrevido Jim !soy tu madre!!_ su voz retomo su tono habitual, demandante y chillón.

_Atrevido fue lo que hicieron,  seguramente influiste para que me nombraran pelele de Jacob ¿verdad?_ sus ojos se expandieron como platos como si acabara de escucharme decir una blasfemia, pero no me paso desapercibido que aquel gesto fue demasiado fingido y ridículo.

_No seas más idiota de lo acostumbrado _ pellizco mi brazo con fuerza pero me rehúse a darle el gusto de verme siquiera hacer una mueca de dolor, así que apretó la carne bajo sus dedos con más ahínco.

_Primero que todo yo no tuve que ver en eso, ¿crees que pondría a un inútil como ayudante de mi único hijo bueno? No seas ingenuo cielo_ susurro en mi oído _ si quieres reclamar ve y habla con Jacob;  En vez de estar molestando  deberías agradecerle de rodillas te salvo de un destino mucho peor_ fue lo último que dijo antes de darme un empujón y recuperar su sonrisa angelical.

_ ¿Eso era todo mi vida?_ hablo en voz alta y sin esperar respuesta  regreso donde su comitiva la observaba fascinados pensando seguramente que buena madre era  tan paciente y bondadosa.

Y la rabia que había subido hasta la cúspide de mi cabeza estaba a punto de explotar, me lo habría esperado de cualquiera menos de él.

El palacio era majestuoso una de las pocas cosas que me gustaban de mi vida, el poder habitar en él, Mi padrastro tenía cierta fascinación por el blanco, pilastras blancas, pisos de mármol, escaleras relucientes todo era como de ensueño, ojalá la gente que lo habitaba también hubiesen sido así.

 Pero no culpo a mi madre por tratarme de esa forma, menos a mí padrastro, me lo merecía por ser un cero en una posición que me exigía destacar del resto,  tal y como Jacob lo hacía.

Alejandro bajaba las escaleras cuando yo las subía y me lanzo una mueca de enojo, eso se me hacía más familiar que la sonrisa que cargaba en la mañana _ ¿dónde estuviste? te dije que bajaras en media hora y simplemente te largaste_

El siempre que me hablaba se erguía sacaba el pecho y elevaba la cabeza,  tal vez porque ya casi le estaba alcanzando en estatura, si yo era pequeño él era casi igual, robusto pero de tamaño nada destacable o tal vez era porque quería tratar de mirarme desde arriba para intimidarme como cuando lo vi por primera vez a los 5. 

_Debías estar aquí para recibir a Jacob mocoso insolente_  hablaba entre dientes, eso de guardar las apariencias lo tenían él y mi madre muy en común, tal vez por eso aún se soportaban.

_Lo siento señor, recibí un pergamino de fuego y.._

_De fuego!_ exclamo interrumpiendo mis palabras.

_Si señor_ lo miro fijamente entre mis manos y así mismo como simón lo arrebato con brusquedad.

_¿En que lió te has metido mocoso?_  claro nadie podría pensar que la corte personalmente me haya escrito a mí para decirme algo bueno ¿que podría haber hecho yo de provecho para merecer semejante honor?
Estuvo un tiempo largo observando cada letra, seguramente porque aún le costaba leer corrido, si hacía muy poco había aprendido, Alejandro no era lo que llamaríamos listo, pero la fuerza bruta le ayudaba bastante, gracias a eso había logrado cortarle el cuello al último gobernador y así ocupado su lugar después de todo.
_¡vaya!!, en hora buena_ dijo finalmente con real satisfacción, era la primera vez que me felicitaba por algo, me dio unas palmadas fuertes en la espalda que por poco me sacan el aire, incluso llegue a trastabillar,   un poco más y caía por los  6 escalones que ya había subido.

_No hay mejor destino que ese,  tu hermano seguramente te enseñara cosas productivas muchacho, no es como que le vayas a servir de mucho pero algo es algo, ve a agradecerle está en sus aposentos, anda apúrate_ claro iré a agradecerle por desgraciarme la vida.

Cuando entre a su habitación sin tocar algunos sirvientes,  esos que ahora son mis compañeros de trabajo aunque todavía no lo supieran le ayudaban a alistarlo, le pasaban el cinturón donde se colocaban las dagas mientras él se observaba en el espejo, su pasatiempo preferido.

_Hey!_ exclamo cuando me vio en el reflejo _ ¿ya te enteraste? por lo visto no estas regocijándote, ¿por qué no?_ dijo como si fuese un gracia muy bien hecha.

_ ¿Cómo pudiste Jacob?_ se volteo  a verme con el señor fruncido;  Su habitación era más amplia que la mía,  tenía algunas cabezas de animales  en la pared sobre su cama,  esos que llevaba cazando desde los 9 años  cuando yo no me atrevía a siquiera pensar en incrustarle una flecha a un conejo o a un ave.

Tampoco es como que les  hubiera hecho el menor rasguño considerando  mi mala puntería.

y en el fondo muy en el fondo no quería hacerlo. 

Hizo un ademan con las manos y los 4 sirvientes se retiraron presurosos de la habitación

_Te he dicho que no me hables en ese tono cuando hay gente presente Jim, no sé qué te molesta tanto,  personalmente le pedí  al rey de la corte que te nombrara mi ayudante_

_Sirviente querrás decir_ escupí cada palabra con latente coraje y el muy lejos de molestarse sonrió comprensivo como si entendiera algo que yo no,  una molesta costumbre  en el.

_Claro que no hermano, eso jamás_

_ ¿Por qué lo hiciste? sabias que podía aspirar a ser guardián de los limites_

_Por dios Jim no seas ridículo,  no tienes las aptitudes para eso_ se me secó la boca cuando dijo  aquello.

_Todavía tenía un año para intentarlo!!_ grite,  muy poco me importo que hubiese alguien afuera estaba molesto, estaba harto.

 Ser guardia hubiera sido mi escape, mi escape del palacio, del pueblo,  de todas estas personas que me despreciaban era mi paso para ser almenos algo libre, ser uno más del montón,  si fallaba a nadie le importaría…

Solo sería uno más que fallaba.

_No has cambiado en todos estos años ¿crees que cambiaría algo ahora?_ el no gritaba, hablaba con paciencia casi como si sintiera lastima, pena por mi ignorancia en algo que era más que evidente.
Como si le estuviera explicando algo a un niño que le  resultaba demasiado difícil de comprender.

_No puedes decir eso, tú no tienes idea jaco…_
_ ¡Basta!!_ dijo en voz alta, callándome con autoridad, con la autoridad que ahora él sabia que tenía sobre mí.

No pude decir nada más, las palabras todas esas palabras que por años había querido liberar se escondían cobardes una vez más profundo en mí, en esa parte oscura que quería gritar, que siempre quería gritar.

_No quiero hablar más de este tema Jim, no será tan malo, ya lo veras simplemente olvídalo, estoy seguro de que no habrías funcionado como guardián _ sin más volvía hacia el espejo y no miro siquiera el reflejo de mi rostro, pero yo sí, estaba rojo, toda mi cara estaba roja y tenía una expresión extraña como si estuviera  conteniendo la respiración, me esforzaba por que todo lo que sentía en ese momento se quedara en su lugar.

No tenía permitido quejarme, no tenía permitido escoger, no tenía permitido vivir del modo que deseaba.

Pero ya debía estar acostumbrado a eso.

Debía estarlo ¿no?

Cuando Salí de la habitación luchaba por no llorar.  Si llorar, porque soy patético y eso hacen los perdedores que no tiene el valor de decir lo que deberían.

Respiraba a fondo y seguía temblando.
No llores Jim, no llores, no llores, no lo hagas.

Volví a mirar el pergamino de fuego, lo releí unas 20 veces para grabármelo bien, ahora era un ayudante debía habituarme a ello, ya no había vuelta atrás.

Así estaba bien no sería tan malo ¿verdad? A fin de cuentas estaría con Jacob.

Sabía que estaba mal, lo sabía pero era mejor engañarme a mí mismo a terminar berreando en medio pasillo, como la primera vez que mi madre me había dicho frente a Jacob que mejor solo lo hubiera tenido a él.

Pero esas eran nimiedades, mejor ni recordar aquello.

(Es esperado a las 2 de la tarde en las barracas)

¡Oh que divertido! en las barracas, esas casonas viejas y mal construidas donde Jacob y sus amigos bravucones, esos que había tenido el placer de no ver en 3 meses solían entrenar por las tardes.

Entrenar en otras palabras vagabundear.

 Podía escuchar ya la risotada de Mithy el gorila del pueblo, estaba casi seguro de que estaría allí en primera fila para ver y disfrutar de mi desgracia.

Me asome por el ventanal y calcule que serían aproximadamente la 1:30, ¿tan tarde me había levantado?, ¿O es que demore tanto en salir y entrar de esa maldita herrería?

Escuche la puerta de al lado abrirse y quise correr como un ratón asustado pero salió antes de que pudiese poner en práctica esos años de escapadas por el palacio cuando mi padrastro desidia darme “una dosis de disciplina sin ninguna razón aparente” claro nunca funcionaba, ponía a los guardias a buscarme y terminaba siendo apaleado el doble de veces.

_Me ahorraste el trabajo de ir a buscarte_ dijo sereno como si aquella conversación hacia menos de 10 minutos jamás se hubiera dado.

_ ¿Vas a las barracas cierto?, vamos rápido _ si él tenía un talento para mandar casi innato o tal vez estuvo esperando el momento en el que pudiera darme ordenes sin verse obligado a usar el “por favor” o  el “¿quieres?” de cortesía.

_ ¿Cómo sabes?_

_Pues ya te lo dije,  yo mismo le pedí al rey que te nombrara mi ayudante, ¿no estas agradecido?_ me di el lujo de no responder…

Las barracas eran deprimentes, sucias, abandonadas con un ambiente de ultra tumba; De  pequeños nos contaban historias sobre ellas, allí vivían la gran mayoría de los habitantes de Dunne antes de que el Gobernador Dionicio nos “liberara” de la opresión Quebraena.

Si por liberar se entiende que sacrifico a mucho de los pueblerinos inocentes porque según el necesitábamos más “espacio” del que ya poseíamos.

 Para mi concepto si se hubiese fijado más en mejorar las viviendas en vez de envidiar lo que Quebraen poseía muchos se abrían salvado.

Pero este tipo de pensamientos eran los que me había acarreado el desprecio de muchos, recuerdo haber dicho cada y una de estas palabras cuando se me pregunto de niño que opinaba de la liberación.
Hereje, traidor, desgraciado solo eran unas cuantas cosas que me habían gritado el resto de mis compañeros de clases y eso que solo teníamos unos 7 años.

Pero no los culpo estábamos criados para odiar a los Quebraenos, en especial yo que había nacido bajo el gremio, donde eran entrenados los oficiales, guerreros que luchaban en la interminable batalla, defendiendo nuestro país, Dunne no era la gran cosa, un campo enorme de entrenamiento,  solo aquellos que aspiraban a ser oficiales y sus familias podían habitarla, la única razón de que fuésemos tomados en cuenta es que justo a nuestro lado se hallaba la frontera de Quebraen.

Nuestro trabajo era defender, cuidar que nadie pasara los límites.

Pero como yo soy un bicho raro mi opinión era  muy diferente

Solo éramos la carnada,  los peones, aquellos que morirían primero si la guerra llegaba a una situación crítica.

Entrenados para morir, esa era nuestro destino.

Y ser ayudante de un oficial era como ser el peón de un peón con más rango.

Los verdaderos guerreros con algo de valor para el rey estaban en Palastia, la capital del país, allí aspiraba a ir Jacob y nadie dudaba de que lo lograria, era algo seguro incluso al punto de poder conversar con el mismísimo rey en persona, sabia como ganarse a las personas por importantes que fueran…

Mi padrastro pensaba que desaprovechar las barracas era un desperdicio así que lo había puesto como una especie de cuartel para los de más baja importancia, ósea yo,  que ni siquiera daba clases en el coliseo junto a los otros.

No, no era suficientemente  digno.

Las daba en una choza junto a otros pobres diablos ,  gente así como Rokxa.
_He Jacob si has traído contigo al monigote _ choza que ahora estaba siendo utilizada como tiro al blanco de Mithy, Yulie, Sebastián, frank y Adalia jugaban lanzando dagas a la puerta de la casucha que parecía cada vez que la veía mas destartalada, almenos no le lanzaban huevos de tortuga como la última vez.

“maduros”, maduros mis calzon…

_hola, Jacob y Jim_ ¿estaba más hermosa que en la mañana? ¿Era eso posible?, probablemente no pero Adalia era la representación de lo único que me hacía feliz de vivir aquí… es una lástima, que ella fuese la novia de mi hermano.  

_Hey ¿no me vas a saludar como se debe? han sido 3 meses_ se acercó a ella, le acaricio el rostro  y lo que hizo luego preferí no verlo, de haber sido yo la hubiese buscado desde el instante en que pise nuevamente Dunne, pero no soy yo,  y el “de haber sido” no existe.
Entendía por qué lo prefería a él, estaba bien jamás hubiera podido aspirar a tener más que su amabilidad

_Ya supimos la buena nueva Jim, felicidades serás lo que siempre debiste ser_ Mithy era un hombre corpulento, de esos que da miedo ver, tenía más cabello en sus brazos y pecho del que poseía mi cabeza, Sebastián y Frank no se alejaban mucho de él, los mismo rasgos, altos, imponentes  y brutos.

Las únicas excepción era que Frank tenía el pelo rubio y de que Sebastián se había rapado la cabeza de una forma extraña, cuando me fije del todo en el quise reír pero sabía que si lo hacía probablemente no conservaría todos mis dientes.

Gorila, gorila, gorila.

Repetía mi  subconsciente cuando veía a Mithy hablar moviendo los brazos.

Y Yulie de ella no había mucho que decir, solía estar la mayoría del tiempo callada, a veces me preguntaba de si acaso parpadeaba, porque en ocasiones parecía tener pereza hasta de respirar.

_Cierto, admito que nos impresionaste Jimbo jamás esperamos que llegaras  a ese punto, ¿tuviste que rogarle a tu hermanito para que te salvara de terminar limpiando popo de caballo toda tu vida? _ En mi tabla de “personas que desearía ver hundidas en estiércol de vaca” Frank ocupaba el segundo lugar, todo de él era desagradable lo único que evitaba que ocupara el primer puesto era su forma de hablar siempre con la lengua algo como “holaz, soyz frankz y me comoz loz mocoz” servía para reírme a solas cuando me ponían a limpiar los establos,  ayudaba a olvidar un poco el olor o el hecho de que estaba tomando caca de animal con las manos.

_Como dices algo así Frank, pobres caballos, además no hay que esperar tanto de Jimmy para limpiar popo hay que tener algo de cerebro_ Sebastián se acercó a mí y dio golpecillos en mi frente con el puño cerrado como si tocara una puerta _y escucha esto, está vacío! hola, hay algo allí_  rieron en comparsa y mire a Jacob que estaba parado al frente , él no se inmuto solo me quito la cara

El jamás se inmutaba.

Pero podría jurar que por un instante una risilla se había fugazmente hecho presente en sus labios.

Debía estar viendo cosas, mi propio hermano no se burlaría de mí.

 _ ¡Basta Sebastián!_ no sé en qué momento se había aparecido, o si ya hacía mucho estaba allí pero justo detrás pude escuchar la voz de Rize, el hombre que me había dado clases por años, el único que lo había intentado, solía tener ese talento especial para escurrirse por todos lados sin ser detectado, supongo que por eso y por muchos otros peculiares talentos había sido en su época uno de los mejores.

Mejor incluso que Alejandro había escuchado decir alguna vez en mi vida.

_Vamos Rize no seas aguafiestas _ dijo Mithy cuando salió de la impresión.
Era sabido por todos que no importaba cuantas veces Rize se apareciera de la nada, siempre impresionaba.

_No soy tu igual, no me hables de tu,  que este así no significa que no te pueda dar una buena zurra_  ha sí  estaba el pequeño detalle de que le faltaba el brazo izquierdo, pero ¿quién cuenta?, para mi seguía siendo mejor que mi adorado padre.

_que bien por ti_ susurro Frank _ya llego tu protector_ mentía, Rize no me protegía, no parecía interesarse mucho en mí, pero era  uno de los pocos  al que no le  parecía divertir mi situación.

_Ven aquí muchacho_ me acerque y agradecí  esquivar con éxito el pie que había sido puesto en mi camino seguramente para que me diera de bruces con el suelo.

_Toma esto_ me entrego un pergamino enrollado que resultaba estar bastante grueso, este era el normal, el barato, el que usaban los pobres.

_ ¿Qué es?_

_Son tus nuevas tareas como ayudante de un oficial_ no tenía que leerlas para saber cuáles eran algunas.

Limpiarle, lavarle, cocinarle, morir por el si era necesario y hacer cualquier cosa que a Jacob se le antojada.

Así de simple.

Así de sencillo.

¿Solo para recibir eso me había tenido que aguantar 15 minutos de humillación con los monos de Jacob? Gran cosa, seguramente si hubieran querido me lo habrían enviado hasta el castillo pero sería absurdo para un simple ayudante.

Cuando alce la cabeza para preguntar algo simplemente ya Rize no estaba allí.
Algo tan típico que no me inmute.

_ ¿Qué es eso? Tú lista de quehaceres Jimi? _preferí no responder nada.

_bien ya que se fue el vejete entonces vamos, andando Jim_

_espera Jacob ¿lo llevaras con nosotros?!!_ esto último capto mi atención que ya estaba divagando en cuantas camisas de Jacob llenas de sangre tendría que lavar por semana.

_ ¿llevar?, ¿A dónde? _ Pero Jacob no respondió simplemente comenzó a caminar y el resto como buenos subordinados se pusieron en marcha.

_no pensaras que vinimos hasta las barracas a verte la cara idiota_ era tan extraño oír hablar a yulie que ni siquiera me ofendía cuando solo abría la boca para soltar improperios.
Siguieron su camino por un buen rato en la que el sonido de la música que era traído hasta las casuchas por el viento estaba comenzando a perderse, y en menos de lo que esperaba comprendí hacia donde nos dirigíamos.

Las barracas se encontraban a solo  20 minutos caminando del pueblo, pero estaban ocultadas por unas series de árboles enormes que era lo que le daban ese aspecto lúgubre de noche, y  de total abandono en el día.

Se tenía estrictas reglas sobre que solo los aprendices, oficiales, guardián  o maestros  podían acercarse  y la razón era que estaba a menos de un kilómetro de los límites.

Que era justo hacia donde nos dirigíamos ahora.

_¡Esperen!!, no podemos ir allí, aunque sean oficiales aún son novatos, ¿qué pasa si no ve un guardián?_

_¡Cállate!! No seas un cobarde_ grito Mithy mirándome de soslayo _ ¿no eras tú el que quería ser guardián de los límites?, ¿Qué paso ya te hiciste en los pantalones?_ risas, risas, me hartaban sus risas.
_ ¿Cómo tú sabes?…_ y ate cabos, Jacob era al único al que se lo había contado, se suponía era un secreto.

Se suponía.

El solo me miro sin mostrar el menor remordimiento aun después de  haber sido echado al agua.
_Creo que será una forma perfecta para demostrarte que no hubieras servido para eso_ fue lo único que dijo y sonrió. casi amablemente.

casi.

Ir hasta los límites era una locura y estaba prohibido si no querías tener una muerte segura.

_Esto es … es una locura Jacob, ¿ir hasta los límites? Es definitivamente una locura_ mire a Adalia para ver si ella estaba igual de asustada que yo pero ella parecía muy serena enganchada del brazo de mi hermano como si fuera un tesoro precioso.

_ ¡Basta!! ¿No eras tú el que quería esto?, cuando entremos a la frontera de Quebraen veras que no tienes el valor suficiente para estar allí ni media hora_ me respondió zafándose con algo de brusquedad del agarre de Adalia, puso su mano sobre mi coronilla con cuidado y su sonrisa se hizo más ancha.

_ ¿Entrar a la frontera?!!_ esto debía ser broma.

_Claro que sí, solo quiero que veas que yo siempre tengo la razón y que si hago las cosas es por algo, solo lo hago por tu bien hermanito, no fuiste hecho para ser valiente ni fuerte debo hacerte entender_ y sacudió mi cabello.

No sé por qué, pero en ocasiones pensaba que todos los de Dunne eran idiotas,  que yo era el único con algo de sentido común.

No sé...

A veces realmente lo creía...





Las gemas De Quebraen #1



Las gemas
De
Quebraen 


Capítulo 1
Pergamino de fuego

¿Mi nombre? Soy Jim.

Peso no sé cuánto, mido la verdad ni idea;  lo suficientemente bajo para no poder ni rosar el jarrón de las galletas que ponen sobre lo más alto de la alacena y mi apariencia de lo más corriente diría que más bien simplona.

Como veras,  no hay mucho que decir de mí.  No soy interesante, ni heroico es más soy algo así como un bueno para nada.  Simplemente  un perdedor.

De esas pocas malas hierbas que nacen para ser burros de otros;  Bufones que hagan sentir inteligentes a los idiotas, alfombra de mala calidad que los demás pueden pisar.

Sé que debería ser más bueno conmigo mismo y tener una positiva presentación para realzar el interés.

Por ejemplo.

Hola,  soy Jim una persona normal.

Con eso sería suficiente.

Pues no, decir que soy normal es una ofensa para los que realmente lo son.

Sería como si una bruja de las colinas tormentosas declarara ser bonita o como si mi madre proclamara que ha cocinado alguna vez en su vida.

Algo por supuesto Sin sentido, aberrante y una total mentira.

Así que ya que es mi presentación seré sincero.  Soy un perdedor entre los perdedores y sé que nadie dirá lo contrario.

Y aunque parezca increíble ya estaba habituado,  una facultad muy útil para aminorar el efecto del desprecio de los demás,  aceptar lo que eres,  así debía ser y aunque a veces se me antojaba cambiar tampoco era como si pudiese, mucho menos ahora.

¿Quieres saber por qué?

Porque yo desde los 9 pensé que ya había llegado a mi límite de humillación, que por cierto  llevaba cultivando prácticamente desde que nací, pero esa mañana cuando me dieron la maravillosa noticia de que iría directito hasta la herrería supe que mi destino estaba escrito,  sí…

Ya sé cuál sería mi nota al pie del diploma…

“AYUDANTE DE COCINERO”

 Mi futuro ya estaba más que decido 

Supongo que tú ya estarás especulando que esta es otra gran historia del idiota que se hace héroe, lo sé por qué yo llevo 14 años esperando que eso suceda, pero sorpresa!!  no ha pasado, voy muy por el contrario de mal en peor.

-JIM!!_ hasta podía escuchar a mi padrastro gritándome algo típico como: “no se para que carajos naciste “o “eres un niño del…

_DEMONIO, JIM!!_ Y desperté, con baba seca pegada en mi mejilla izquierda,  en posición fetal y  con la cara de aquel hombretón a dos palmos de la mía.

Ah~ nada como  ese apestoso aliento a pescado putrefacto que emanaba de su boca,  con dientes podridos y piezas faltantes, ah! si y era lunes ¿qué agradable no? El perfecto ¡buenos días¡ para Jim

_¿que sucede?_ no sé si es que la pubertad  se había olvidado de pasar por mí,  comenzaba a pensar que nunca me llegaría ya que aún poseía aquella voz chillona que se tiene cuando todavía eres un crio y el cuerpo menudo más bien delgaducho,  flácido  algo no muy acostumbrado entre los miembros de mi gremio.

Ellos solían ser robustos yo era un fideo y sin salsa.

Pero así es la vida justa para algunos

Y jodida para otros.

_es tarde muchacho inútil apúrate, Jacob esta pronto a llegar_ a pesar de su escándalo parecía contento sonreía de oreja a oreja,  algo increíble,  casi  milagroso de ver en ese rostro viejo y maltratado por las guerras;  Ya casi las arrugas que se le formaban cuando estaba molesto se le había marcado en la piel como un tatuaje.

Llevaba esa asquerosa barba de 4 días que lo hacía parecer vagabundo. El forajido Will,  el vagabundo del pueblo vecino debería hacerle juicio por robo de identidad.

Entonces,  antes de que pudiera imaginarlo con todo gusto si me lo preguntan, pidiendo limosnas en las calles caí en cuenta de que hoy era el apreciado 20 de julio.

Apreciado para todos,  menos para mí.

La llegada de los iniciados, de los oficiales.

El retorno de los nuevos héroes del país y por lo tanto de mi hermano.
 podría excusarme al decir que era el mayor. Pero no,  el nació apenas unos minutos después de mí.

Fue algo así como un aliento de alivio para mi madre que pensaban que le habían mandado un enclenque como hijo,  pero Jacob aun siendo mi mellizo era alguien tan diferente que apenas uno se podría imaginar que tenía algo que ver conmigo.

 Destacaba entre el resto y hacia amigos con gran facilidad.
Era alto, fuerte y valiente.

Tres cosas que yo jamás podría ser.

Trate de no poner los ojos en blanco cuando mi padrastro o bueno mi padre como era obligado a llamarle,  comenzó a parlotear sobre la gran fiesta que se celebraría ese día y que debía estar listo para recibirle con el resto de plebeyos que no eran lo suficientemente importantes para ser parte de los festejados.

Lo único que me ponía de buenas era verlo otra vez después de 3 largos meses, a pesar de las diferencias era como mi otro yo, el que si valía la pena, el único que no me miraba como si mi existencia fuese un error.

Estaba en un mundo en el que cada cosa que hacia estaba fiscalizada, criticada y trasmitida a los demás, una comunidad entera para burlarse de mí y lamentarse de que Jacob tuviese un hermano como yo.

Y pensaras tú,  ¿por qué razón mi vida era tan vigilada por el resto? pues ser hijastro del gobernador tiene sus consecuencias.

Por ejemplo estar bajo el ojo vigilante de sus subordinados.

Para mi todos eran una partida de cuervos listos para comerme los ojos.
Aunque ya casi  no había nada que comer.

_vístete con rapidez ponte lo mejor que tengas y baja al salón, te quiero haya en menos de media hora si no,  te arrástrate como sea que estés_ me estremecí al recibir como una patada en el estómago el recuerdo de esa vez que mi "padre"  juro haber sido humillado por mí,  al no pasar la prueba con el arco, así que decidió según el darme una lección  que consistía bajarme casi en ropa interior y arrodillarme  sobre granos de arroz en la entrada del palacio para que  todos vieran mi desgracia, por 48 horas.

Luego de eso no sentía mis piernas por un día entero, y apestaba a diablos.

Aún tenía las marcas violáceas de los granos.

Podía escuchar el bullicio de la plaza aun en el segundo piso en el que me encontraba;  Hoy me esperaba un día de sonrisas falsas y comparaciones.

Ya podía escucharlo “oh Jim ¿por qué no eres tan valiente como tu hermano?”, oh Jim ¿porque tu nombre es tan simplón?”, “oh Jim ¿porque tu hermano tiene el trasero más grande?”.
Si,  lo de siempre.

¿Esto me hace ver como un envidioso?, no,  yo la verdad admiraba a mi hermano, estaba orgulloso de él, tan orgulloso que incluso me alagaba que dijeran que él era un prodigio aun cuando seguido de eso decían que no se parecía en nada a mí.

_que estás haciendo?_ como si lo llamara con el pensamiento estaba recostado en el umbral de mi ventana con su gran sonrisa y el cabello más revuelto de lo que recordaba, sostenía una manzana con la mano izquierda y jugaba con ella lanzándola y atrapándola rápidamente solo para verse más interesante.

Ya lo imagino buscándola en la cocina,  escapándose por la puerta de servicio y trepando la pared de ladrillo con una sola mano mientras comía con la otra.

Esto me hizo poner los ojos en blanco.

_ ¿no se supone que llegarías en la  tarde?_ como una puñalada en el poco ego que tenía estaba más alto ya casi me pasaba una cabeza.

_si Jim,  lo que pasa es que ya es tarde_ ah con razón mi amadísimo padre se tomó la gran molestia de muy amablemente venir a despertarme el personalmente, que considerado!!

_bueno si es tarde ¿que haces aquí? Ve a ver a _me ardía la garganta  decir esas palabras en voz alta_ ve a ver a papá_

_ahora voy _ se acercó a grandes zancadas,  tiro la manzana medio mordida sobre mi cama y me estrujo entre sus brazos como si fuese un crió cuyo papá saluda al regresar de la guerra,  incluso puso su mano sobre mi cabeza y revolvió mi pelo , a veces era fácil olvidar que se suponía yo era el mayor.

_ ¿no hay una regla de oficial sobre los abrazos?_

_desde cuándo sigo las reglas_ volvió a sonreír y se alejó para escrutarme_ bueno lo importante era ver que siguieras vivo, mi padre  nunca respondía cuando le preguntaba en cartas por ti _ típico.

_y además vine a darte esto_ saco del bolsillo de atrás de su pantalón un algo,  estaba bastante arrugado era de color rojo vivo, me tomo unos minutos procesar lo que estaba sucediendo, era pergamino de fuego.

Si pergamino de fuego, utilizado solo por los más ricos del país  ¿y quienes eran los más ricos? Los de la corte real.

Ni siquiera mi padrastro siendo el gobernador de Dunne podía darse ese lujo, en cambio los de la corte probablemente lo utilizaban  hasta para ir al baño

Mis manos temblaron cuando desenrolle el pergamino  por supuesto no había nada escrito en el… aun.

_bueno_

_bueno? Ve a ver que dice  la herrería ya está abierta _ el parecía emocionado,  yo por el contrario estaba que me temblaban las rodillas eso me hizo pensar que él ya estaba consciente de lo que me informaban, algo que lejos de tranquilizarme me alarmaba el concepto de Jacob y el mío de las buenas noticias nunca fue el mismo.

_pero primero báñate, apestas_ me regalo la última sonrisa y volvió a desaparecer por el umbral de la ventana como si la existencia de las puerta fuese algo desconocido para el…

El día estaba maravilloso, si excluyo a la gente dentro del  palacio que parecía desesperadas dando mini carreras a cada grito del gran  Alejandro mi “padre” aunque aquí entre nos  su verdadero nombre era Lino,  claro eso se suponía era un secreto si se revelaba la cabeza del atrevido seria cortada.

No es como si en el exterior estuviera diferente,  la gente parloteaba y caminaba con desesperación por la plaza, había un olor a comida en el aire y música animosa inundaba el ambiente, las mujeres reían por recibir a mucho de sus hijos y los hombres presumían entre si a cuantos Quebraenos habría destazado alguno de sus primogénitos.

Por donde caminaba me golpeaba al pasar, muchos por descuido, la mayoría apropósito.

Voltee cuando pude escuchar a Alejandro victoriar con su vozarrón aun sobre el bullicio,   seguramente Jacob ya se había dignado en aparecer por la puerta y la gente ya se aglomeraba en la entrada el castillo.

Así que se me hizo ya mucho más fácil correr hasta la herrería al extremo norte de la plaza, bien todo iba bien no quería que nadie me viera con el pergamino de fuego, comenzarían a   especular y eso me pondría más nervioso de lo que estaba.

Pero como la suerte me odiaba y los dioses me aborrecían justo en la entrada del lugar estaban paradas dos mujeres que yo ya conocía muy bien.

El viejo simón, el dueño de la herrería arrugo la nariz al verme como si mi presencia le hediera, así era desde que por error incendiara el lugar cuando tenía 9 aun que en el fondo sé que me odiaba de mucho antes.

_¿que deseas aquí?_ dijo con voz estrangulada y gane la atención de las dos personas recostadas en el viejo mostrador de madera, fabuloso!, con lo que me encantaba tener gente mirándome fijamente!!.

_pues…_ ¿y ahora qué?, Adalia Samonne estaba mirándome a los ojos con esa sonrisilla que parecía ya ser parte de ella, ese día cargaba una trenza que caía por su hombro derecho, con el cabello más rubio que había tenido el privilegio de apreciar, y los ojos más deslumbrantes del mundo, seguramente estaba exagerando pero ya abras escuchado eso de que el amor es ciego.

Y a su lado por el contrario la más desagradable de las personas de todo el pueblo, de todo el reino, del todo el país,  pero seguramente otra vez estaba exagerando.

Rokxa Samonne, no podía comprender como ellas podían ser primas, supongo que lo mismo pasaba con Jacob y conmigo difícil creer que perteneciéramos a la misma familia , Rokxa a diferencia de Adalia era grosera, amargada, torpe,  sentía placer en hacerme la vida imposible aun cuando ella era igual de inútil para los demás que yo, su cabello era rojo, rojo como el pergamino que tenía en las manos,  sus ojos de un simple café, desde bajo de sus ojeras hasta la punta de su nariz estaba repleta de pecas y su palidez era casi algo enfermizo.

Sonrió con malicia al verme y todo mi cuerpo vibro de puro coraje.

_buenos días,  inútil_ lo único que Rokxa tenía mejor que Adalia era la voz,  una voz aterciopelada algo que no iba para nada con su cara de duendecillo feo.

Pretendí no escucharla, era lo mejor.

_he venido a utilizar el horno_ el viejo simón arqueo una ceja y sacudió su mano _ ni lo pienses mocoso,  los hornos solo los utilizo yo_

Diablos!

_bueno es para algo importante_ hizo una mueca desagradable casi igual a la que hacia mi padrastro cuando hablaban de Jacob, como si se pavoneara.

_¿tu? ¿Algo importante? No creo que alguien en su sano juicio te encargue algo de importancia a ti,  chiquillo bueno para nada_ su voz era rasposa como si todo el tiempo estuviese borracho.

Aunque no era muy alejado de la realidad,  seguramente su cuerpo se había acostumbrado tanto a estar en ebriedad que ya no reconocía cuando se encontraba lucido.

Y quise hundirme en mi propia tumba cuando Rokxa soltó una risita y Adalia volvió el rostro para seguramente reírse sin ser vista.

Aunque podría jurar que  se burlaba de mi ese simple acto me pareció  dulce y considerado, hermoso como ella.

_es…_ saque con disimulo el pergamino de mi bolsillo solo la punta para que viese el color;  Pelo los ojos como pepas y se atraganto con su propia saliva.

_¿es un pergamino de fuego?_ chillo Adalia que se había inclinado curiosa con mucho disimulo que se fue al diablo cuando grito aquello.

_¿he? ¿Enserio? Vaya, no has hecho algo heroico últimamente ¿verdad Jimy? te metiste en problemas o será que ya decidieron tu puesto? Seguro que te nombraron recoge popo oficial _ si el pergamino resultaba ser un  nombramiento estaba casi igual de seguro que diría algo parecido a lo que Rokxa con sorna había canturreado.

_no molestes_ fue todo lo que dije cuando simón me abrió la puerta y me dejo pasar al interior de la herrería;  Hacía un calor infernal había vapores escapando de los hornos y las fraguas, me costaba no estrellarme contra las armaduras que colgaban del techo bastante bajo aun cuando yo era considerado un enano.

En una de las esquinas había un horno inmenso que ardía casi todo el tiempo,  cuando el viejo lo abrió el resplandor naranja y el ardor del fuego se estrellaron  contra mi cara

_dámelo_ espeto y me arrebato el pergamino del bolsillo, un delicado hilo se extendía de extremo a extremo ambos lados  del horno,  en él había pegada horquillas de un material desconocido para mí que no se derretía, engancho las puntas del pergamino en ellas y volvió a cerrar la tapa.

Estuvimos allí parados un rato, en el que no se oía nada más que la música del exterior que se filtraba por la ventanilla del establecimiento y el cuchicheo de los hornos ardiendo.

Volvió a abrir la puerta y allí estaban,  por algo era llamado pergamino de fuego, hecho de la escamas  de un dragón.

Pobres dragones, las letras que antes no existían ahora se marcaban sobre él,  prendidas por el fuego.

Simón saco el pergamino como si el calor no le afectara a sus manos llenas de ampollas y lo sacudió sin nada de delicadeza,  me lo entrego enseguida sin atreverse a rozarme y se quedó allí parado seguramente para husmear.

No estaba ardiendo estaba frio ahora lo que al principio parecía ser fina tela estaba rígida y la escritura se marcaba sobre el rojo en un color negro chamuscado como una cicatriz.

Esa era la única manera de ver lo que poseían escrito los pergaminos de fuego,  algo muy útil para enviar mensajes sin ser interceptados por los rebeldes Quebraenos “aun que utilicen fuego para tratar de leerlos solo el fuego hecho con trocos del árbol Niquer que crecía en Dunne funcionaba” decía siempre Jacob, a mí me parecía un desperdicio, un despilfarro,  pero yo siempre era el que estaba mal según todos.

“pensamientos tontos eso es lo que tienes” decía el gran Alejandro.

Jim franzo Soul

Es un placer para nosotros informarte tu posición como
“AYUDANTE DEL OFICIAL NOVATO JACOB FRANZO SOUL”
(Es esperado en las barracas a las 2 de la tarde sin falta)

Efectivamente un  nombramiento, esas cosas solían ser entregadas cuando cumplías 15 años, se hacía una ceremonia de iniciación y se te asignaba tu profesión para toda la vida, en mi caso al igual que a mi hermano se me había por lo visto entregado antes, lo que nos diferenciaba era que a él le hicieron una gran ceremonia para festejar que había sido nombrado oficial,  a mí por el contrario un monigote.

Si,  un pelele que le serviría a otro para toda la vida y no cualquier otro mi propio hermano menor, era como ser un esclavo con título,  todos lo sabían,  ahora mi posición en la comunidad y en el gremio estaba decidida.

Yo no sería nada, no sería nadie.

Sería una sombra.

Ese día todas mis esperanzas de por fin convertirme en el idiota que se hace héroe murieron.


Murieron junto con mi dignidad.